Ir a comer a un restaurante con los más pequeños de la casa es un estupendo plan para pasar más tiempo en familia y gozar de su compañía. Sin embargo, si no se toman algunas precauciones, salir a comer fuera con bebés pueden convertirse en una auténtica pesadilla. Los hijos pueden ser inquietos y movidos y pueden no adaptarse con facilidad a todas las situaciones. Para evitar momentos incómodos y disfrutar de una jornada sin grandes sobresaltos es aconsejable escoger bien el restaurante con niños, procurar la comodidad de todos cuando se come fuera, adaptar la salida a los horarios al bebé y enseñar al pequeño a cuidar los modales en la mesa.

Escoger bien el restaurante con niños

Los padres son los que mejor conocen a sus hijos y sus comportamientos habituales; y en función de estos deben elegir qué tipo de restaurante es el más adecuado para ir a comer con los niños. Si los pequeños son muy inquietos, y son incapaces de permanecer tiempo sentados y tranquilos, es aconsejable optar por establecimientos de comida rápida u optar por aquellos que cuenten con un espacio adaptado para que los niños jueguen mientras sus padres terminan de comer. Si no se ha estado antes en el restaurante, es mejor llamar con antelación para reservar y avisar de la visita con niños.
En otras ocasiones, otros padres pueden ser los que mejor nos aconsejen para elegir los lugares más adecuados para ir a comer con los niños. Algunos sitios web como Mamma Proof (Madrid y Barcelona) o Mit Baby (toda España) recogen sugerencias. También la guía Busco Restaurantes cuenta con una sección específica de restaurantes para familias con niños.

Comodidad para todos cuando se come fuera con niños

Uno de los objetivos de comer fuera con el bebé es que tanto los pequeños y sus acompañantes, como el resto de comensales del restaurante, estén cómodos durante el transcurso de la comida. Para lograrlo hay que prestar atención a unos aspectos esenciales, como optar por una localización adecuada dentro del local.
La mejor ubicación para sentarse con niños en un restaurante no especializado en ellos es una esquina u optar por las mesas más apartadas. Por una parte, se evita que los pequeños puedan perturbar la tranquilidad de otros clientes y, por otra, facilita el control de sus movimientos en caso de que se levanten de la mesa.
Las esquinas son también los sitios con más espacio para ubicar los carros y sillas de paseo de los niños, sin estorbar el paso a los demás comensales o al personal del restaurante. En caso de que no hubiera espacio suficiente, es mejor optar por dejar el carro en el coche, o preguntar si se puede colocar en otro espacio del local.
Para que el pequeño esté cómodo durante la comida, es necesario que cuente con un asiento adaptado a su tamaño -una trona o silla especial- que le permita comer con facilidad en la mesa de los adultos. Algunos restaurantes cuentan con tronas para sus clientes de corta edad, que se pueden solicitar nada más llegar. En otros casos, es buena idea adquirir una pequeña trona de viaje o de mesa; o un elevador especial para ellos.

Adaptar la salida a los horarios al bebé

En general, los bebes y niños más pequeños están habituados a comer en un horario diferente al de los mayores; y es conveniente respetarlo para evitar que durante la comida fuera de casa surjan mayores problemas. A los bebés que aún toman biberón o papillas es mejor darles de comer los primeros: bien en casa, antes de salir, o en la mesa, antes de pedir. De esta forma los adultos podrán disfrutar de su comida fuera sin tener que estar pendientes de los pequeños.
Si los niños van a comer en el restaurante, es preferible adelantar un poco el horario de comida de los adultos. De ese modo se evita el sueño o el cansancio que perturba a muchos niños cuando comen muy tarde. También es preferible llegar un poco antes de la hora punta del restaurante, cuando no haya demasiada gente.
Llevar consigo algún pequeño juguete (lápices y papel, un libro) al restaurante es también recomendable para que los niños puedan distraerse mientras esperan a que los adultos terminen de comer. En cualquier caso, la sobremesa no debe prolongarse mucho para que los pequeños no se cansen. En algunos casos es mejor optar por dejar el café para más tarde y cambiar de local, o dar un pequeño paseo, para que la comida fuera de casa no se les haga interminable a los niños.

Cuidar los modales en la mesa del niño: cuatro pautas

Pauta 1: enseñar al niño en casa. Para que el niño cuide los modales en la mesa del restaurante es imprescindible que desde temprana edad se le eduque para ello en casa. Enseñarle a pedir las cosas por favor y dar las gracias, mostrarle cómo sentarse correctamente y no levantarse; así como a cuidar su forma de comer favorecerá después su comportamiento en un restaurante.
Pauta 2: cuidado con el menú infantil. No hay que pedir siempre el menú de niños, se puede dejar al pequeño que conozca nuevos sabores y disfrute de una comida diferente.
Pauta 3: enseñar al niño a disfrutar de la comida fuera. No se trata de mantener al pequeño toda la comida distraído para que «no moleste». Hay que acostumbrarle, poco a poco, a participar; y conversar e interactuar con él para que comprenda en qué consiste el acto social de comer.
Pauta 4: considerar la edad del pequeño. Es normal que un bebé de dos años proteste o se muestre inquieto en la mesa, pero a partir de los cinco o seis años los pequeños están capacitados para controlar parte de sus comportamientos. Aunque no se pueda esperar que se comporte como un adulto: al fin y al cabo, son niños.
 
 
Fuente: Revista Consumer
http://www.consumer.es/web/es/bebe/bebes/1-2-anos/2012/08/20/212285.php