Cada 7 de abril se celebra el Día Mundial de la Salud que conmemora el aniversario de la fundación de la Organización Mundial de la Salud, OMS, en 1948. Es un organismo de la ONU que está especializado en administrar políticas y directrices para la prevención, promoción e intervención en salud en todo el mundo. El principal objetivo es reconocer a la salud humana como un derecho básico de cualquier persona.
Todos los años se elige un tema de salud específico con el fin de subrayar un área prioritaria de interés para esta organización, una oportunidad para llamar la atención en todo el mundo. Este año es la depresión.

  • La depresión es una enfermedad que ya afecta a más de 300 millones en todo el mundo. Es un problema de salud serio, sobre todo cuando se alarga en el tiempo y se agrava su intensidad.
  • Gran parte de los afectados no recibe tratamientos eficaces, entre otras causas por la falta de recursos y personal, así como por evaluaciones clínicas inexactas.
  • Dependiendo del número y la intensidad de los síntomas, los episodios se pueden clasificar en leves, moderado o graves.
  • La depresión es el resultado de las interacciones complejas entre factores sociales, psicológicos y biológicos.
  • Hay que afrontarla de forma multidisciplinar: psicológica, terapéutica y nutricional, necesitamos unas pautas emocionales y unas estrategias conductuales.

El cuerpo necesita unos nutrientes esenciales para mantener un estado saludable. Cuando padecemos una depresión se corre el riesgo de descuidar la alimentación y esas carencias pueden agravarla más. Las principales carencias son:

  • Bajada de la serotonina, neurotransmisor que segrega nuetro cuerpo y que nos proporciona una sensación de bienestar y tranquilidad, hay alimentos que nos pueden ayudar a elevarla. Combinar proporciones adecuadas de e proteínas e hidratos de carbono nos ayudará a conseguir este objetivo.
  • Deficit de proteínas, estamos más débiles.
  • Deficit de diferentes vitaminas , sobre todo D y del grupo B, importantes para el ánimo y la fortaleza.

Alimentos recomendados para suplir estas carencias son: lácteos, huevos, harinas integrales, frutas, verduras, legumbres, frutos secos, pescado y pollo. Deben estar en nuestra dieta cotidiana ya que tienen altas cantidades de nutrientes e influyen en la secreción de la serotonina.
 
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