El aceite de girasol es saludable y aporta grandes beneficios a nuestro organismo. De color amarillo tenue, carece del sabor y el olor intenso del aceite de oliva. Se extrae del prensado de las semillas del girasol y destaca por su ligereza y alto contenido en ácidos grasos esenciales.
El girasol es una planta originaria de América del Norte que trajeron a Europa los descubridores en el siglo XVI. Hoy en día, junto al aceite de oliva, es uno de los más empleados y, de hecho, utilizar uno u otro es una de las dudas más habituales a la hora de cocinar. Aunque el de oliva es el tradicional en nuestra cocina, el de girasol ha extendido su consumo en los últimos años por su ligereza, que permite mantener el sabor de los alimentos. Sin duda, su precio, más asequible, también ha contribuido a su popularización.
El aceite de girasol es el idóneo para la elaboración de mayonesas, sin embargo, cuando se utiliza en frituras, no resiste tan bien las temperaturas como el de oliva.
Valor nutricional
– El aceite de girasol presenta un perfecto equilibrio entre grasas monoinsaturadas y poliinsaturadas, ambas grasas saludables.
– En su composición destaca el ácido linoleico, ácido graso poiinsaturado rico en omega 6.
– Es rico en esteroles vegetales que disminuyen la absorción del colesterol y ayuda a disminuir los triglicéridos en sangre.
– Aporta lectina, los carotenoidos y vitaminas A, D y E.
– Es beneficioso para el sistema cardiovascular por su aporte de ácido fenólico.
– Aporta antioxidantes y favorece el correcto funcionamiento de los órganos, protegiendo nuestras células y el sistema inmunológico.
 
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