Compramos en los supermercados por comodidad, encontramos de todo y más de lo que realmente necesitamos puesto que la industria alimentaria se encarga de crearnos necesidades que no tenemos. Si nos paramos a pensar detenidamente en el valor nutritivo de los alimentos resulta que la mayoría de los productos que encontramos en las grandes superficies nos son completamente innecesarios. No se puede llamar alimento a productos que, valga la redundancia, no nos alimentan, no nutren, no cubren necesidades básicas, no tienen nutrientes esenciales y sin embargo contienen ingredientes que repercuten negativamente en nuestra salud.
Lo básico, lo esencial para el ser humano no tiene porque venir envasado, por fuerza mayor algunos alimentos sí que deben por higiene y seguridad alimentaria. Lo cierto es que una parte de la industria alimentaria ha ejecutado su intervención en la vida diaria de forma correcta y gracias a las nuevas tecnologías y controles sanitarios tenemos los mejores alimentos de la historia pero, en contrapartida, la realidad es que hacemos elecciones equivocadas de los productos y llenamos la cesta de la compra erróneamente.

«Los mercados constituyen unas de las piezas relevantes del tejido social del Mediterráneo: se establece un trato personal que permite el intercambio de conocimientos, una disposición de dar a conocer los productos y cómo sacar el máximo provecho de ellos en la cocina.»

No se pueden llamar alimentos a los elaborados por esa otra parte de la industria que no hace más que adicionar a sus productos ingredientes que atentan a largo plazo contra la salud pública. Nos lo ponen en bandeja de plata, decorados con sutil o descarado marketing, prometen ser la panacea alimentaria y sacan productos nuevos cada X tiempo para competir contra ellos mismos al son del “más innovador”, “más natural”, con “más vitaminas”, “enriquecidos” con tal o con pascual, “casero”. Toda una serie de falacias alimentarias, más no significa mejor. No necesitamos que nos enriquezcan nada, la sociedad actual está sobrealimentada.
Si vas a un mercado de abastos y compras casi a diario los productos frescos ten la garantía de que serán de lo más naturales que podrás encontrar, con ellos las cantidades diarias recomendadas de vitaminas y minerales así como de macronutrientes estarán cubiertas si llevas una alimentación medianamente equilibrada. Casi todo el mundo sabe en qué alimentos se encuentran los nutrientes más afamados de la básica despensa de estos tan reconocidos mercados: frutas, verduras, carnes, pescados, mariscos, pan, cereales, legumbres, semillas, aceite, frutos secos, algún lácteo en forma de la maravillosa variedad de quesos y, porque no, un capricho puntual como podría ser repostería artesana, ingredientes gourmets o especias para realzar tus platos con un toque sofisticado y cosmopolita.

El mercado, más que una despensa

Además de recrearnos con un espectáculo sensorial e interaccionar con los dependientes, disfrutaremos de un centro cultural con siglos de historia y conoceremos el valor del producto desde la nobleza del origen y la cercanía; por otro lado evitaremos los pasillos repletos de abrumadoras tentaciones no saludables y que son tan manifiestas en supermercados y grandes superficies. Lo básico está presente, y aunque la oferta gastronómica se ha ampliado y puedas encontrar algunos atentados nutricionales, en estos mercados serán lo que menos.

«Los mercados constituyen unas de las piezas relevantes del tejido social del Mediterráneo: se establece un trato personal que permite el intercambio de conocimientos, una disposición de dar a conocer los productos y cómo sacar el máximo provecho de ellos en la cocina.»

Un consejo

Intenta comprar los alimentos frescos en los mercados si están bien de precio y para el resto de productos que necesites para el hogar cíñete a una lista de la compra e intenta no hacer demasiadas incorporaciones imprevistas, ahorrarás dinero e invertirás en salud.

¡Al mercado con la dieta mediterránea!

Los mercados constituyen unas de las piezas relevantes del tejido social del Mediterráneo: se establece un trato personal que permite el intercambio de conocimientos, una disposición de dar a conocer los productos y cómo sacar el máximo provecho de ellos en la cocina.
La Dieta Mediterránea, como ya sabemos, es variada y a base de alimentos frescos y de temporada en la medida de lo posible. Se recomienda aprovechar los alimentos frescos y típicos de la región siempre que se pueda, lo que nos permite consumirlos en su mejor momento, tanto por su aportación de nutrientes como por su sabor.
Los mercados son el espacio simbólico por excelencia del alimento fresco, el espacio principal donde se pueden adquirir los productos que componen la Dieta Mediterránea. Se consideran un lugar que facilita el diálogo, donde se intercambian conocimientos sobre los productos y sobre todo, donde se puede aprender sobre alimentación saludable.
Por ello, ir al mercado también contribuye al proceso de aprendizaje de unos conocimientos culturales y sociales básicos para la transmisión de tradiciones, costumbres y otros factores que influyen en los hábitos de alimentación.

Fuente: alimmenta
Imagen: Céline Colin
http://www.dietistasnutricionistas.es/valor-nutricional-los-mercados-abastos/