José Antonio Hurtado Sánchez es decano de la facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad de Alicante, dietólogo, nutricionista y antropólogo de la Universidad de Alicante.
¿Por qué no asumimos nuestro cuerpo?
Probablemente, en buena medida, se deba al cambio en la percepción global de la imagen corporal. Antes un niño rollizo era el exponente claro de lo saludable, evidentemente no vamos a defender esa postura, pero se ha pasado de esa situación al otro extremo. Además, el desarrollo de medios de la publicidad en los medios de comunicación, fundamentalmente visual (televisión, internet, anuncios en prensa, etc.) nos hace creer que para triunfar en la vida es imprescindible tener un cuerpo «10», así se nos «vende» continuamente.
Usted es presidente de la Conferencia Nacional de Decanos y Directores de Centros en Nutrición Humana y Dietética. ¿Qué tal comemos los españoles?

Pregunta muy complicada si hay que contestar con un bien, mal o regular. Ahora bien, teniendo en cuenta la gran disponibilidad de alimentos que tenemos, unido a los estudios que nos indican el aumento de la obesidad en todas las etapas de la vida y el aumento de la prevalencia de patologías crónicas en las que están implicados los factores ambientales como la alimentación, diabetes tipo 2, las dislipemias, la hipertensión, etc., podemos afirmar que la alimentación, acto de elegir voluntariamente los alimentos, podría ser muy mejorable.

¿Quiénes comen mejor y quienes peor en nuestro país?

Yo no utilizaría el término mejor o peor, quizás en alimentación sería más oportuno utilizar los calificativos de acertada, aconsejable, saludable en tono positivo y errónea, desaconsejada o poco saludable en forma contraria. Un alimento, cuanto mayor es su valor calórico va disminuyendo su valor nutritivo. Esta es la característica principal de los llamados «fast food». Estos alimentos también se caracterizan por unos precios inferiores a otros alimentos por lo que son mucho más accesibles y además requieren una preparación mínima en tiempo. Desgraciadamente también en la alimentación existe la diferencia de clases.

«Apunta que «según los estudios, no hay dieta equilibrada si no existe variedad» y reclama un proyecto común y a gran escala contra la obesidad.»

¿Existe en la práctica cotidiana la Dieta Mediterránea que tanto propulsara el profesor Grande Covián?

Desgraciadamente cada vez menos. La comida tiene una connotación cultural importante y las formas culinarias que se emplean en las cocinas de los hogares suelen ser lo que se ha aprendido a lo largo de nuestra existencia, la preparación de los platos, las formas de condimentación, etc. son características que vamos heredando y que las incorporamos a nuestra forma de elegir alimentos, cocinar y comer. El problema es que a medida que se ha ido avanzando en nuestra sociedad se ha dado valor a otro tipo de cuestiones y el acto de se ha de hacer lo más rápido posible para aprovechar ese tiempo para otras cosas. En la dieta mediterránea se le da valor a determinados alimentos, sobre todo de origen vegetal, a carne magra y el pescado, también incorpora la preparación de la comida. Evidentemente esto implica un gasto de tiempo mayor del que queremos hacer.

Dunkan, Carb Lovers, détox, etc., dietas que nos venden a través de los/as famosos y sus cuerpos esculturales.

A ver, estas dietas preconizan la utilización de unos nutrientes específicos, solo proteínas, solo hidratos, solo vitaminas, etc. por lo que la alimentación se reduciría al consumo de determinados alimentos y rechazo del resto. Todo este tipo de dietas conlleva una serie de carencias que de hacerlas durante tiempo prolongado implicaría las consecuencias derivadas de la falta de determinados nutrientes en nuestro organismo. Los estudios científicos, es decir, constatados y no discutibles, nos han enseñado que no hay dieta equilibrada si no hay variedad.

El número de obesos aumenta exponencialmente en la Comunidad Valenciana, ¿Qué se puede hacer?

Desde luego empezar a trabajar de forma coordinada desde todas las instancias sanitarias y educativas, se necesitaría de un proyecto común y a gran escala. Dar sentido a los centros de atención primaria, para hacer esa prevención de forma efectiva antes de que aparezcan las consecuencias, implicando a un equipo multidisciplinar liderado por un dietista nutricionista.

Sensu contrario también aumentan los problemas de anorexia o bulimia.

Este problema de anorexia y bulimia, a pesar de cursar con desórdenes alimentarios, la raíz está a nivel de una alteración de la imagen corporal como consecuencia de un problema psíquico- psicológico.

¿Existe la posibilidad de detectar este tipo de enfermedades en sus inicios por parte de padres o de tutores?

Desde luego debemos estar atentos a los cambios conductuales respecto a la alimentación, si los notamos o advertimos debemos consultar con especialistas. La anorexia y bulimia son propias de la adolescencia o al inicio de la edad adulta, pero no es menos cierto que se está ampliando a edades más tardías en las que básicamente siguen siendo un reflejo de un problema psicológico. Aún más llamativo es el caso de lo temprano que empiezan a aparecer estos trastornos ya que se han descrito casos incluso en bebés.

«Habría que potenciar a nuestro sistema público de salud con más nutricionistas implicándolos en la prevención y tratamiento de muchas patologías con implicaciones nutricionales que supondría un ahorro de recursos públicos.»

¿El gimnasio panacea para adelgazar y encontrarse en forma?

No creo que haya panaceas en este sentido. También debemos incidir desde el mundo sanitario lo bueno y saludable que es realizar ejercicio físico de forma regular y/o reglada. El gimnasio es una herramienta más, una forma de obligarse a realizar ese ejercicio que de otra forma no lo haríamos.

¿Comemos lo que somos o somos lo que comemos?

Desde luego somos lo que comemos, una alimentación saludable no nos puede garantizar una salud estupenda pero sí muchas posibilidades de alcanzarla. Una alimentación errónea, más tarde o más temprano sufrimos las consecuencias en nuestra salud, por tanto, en nuestra vida.

¿Cabría la asignatura de Nutrición dentro del sistema educativo, y en qué ciclos?

Por supuesto que cabría y debería. Aunque más que de nutrición, puntualicemos que hablaríamos de Alimentación, acto de elegir los alimentos de forma adecuada, pero siempre adaptando los contenidos a la edad de los niños. Debiendo tener la continuidad a lo largo de todo el proceso educativo.

¿Habría que potenciar a nuestro sistema público de salud con más nutricionistas capaces de atajar problemas que pueden convertirse en muy graves y costosos?

Esa es una reivindicación constante que a nivel europeo sólo pasa en España. La labor de estos profesionales actualmente no la desarrolla nadie; los profesionales sanitarios como médicos, enfermeras, farmacéuticos, etc., tienen competencias en cuanto a asesoramiento dietético y son capaces de abordar el tema nutricional de forma cualitativa pero el verdadero especialista, el que podría dar respuesta a los problemas de origen y con contenido nutricional son los profesionales de nutrición y dietética. Con su implicación en la prevención y tratamiento de muchas patologías con implicaciones nutricionales habría un ahorro tremendo de recursos públicos.

P.Nuño de la Rosa (Alicante)
 
Fuente: diario El Mundo
Fotografía: Manuel Lorenzo
http://www.elmundo.es/comunidad-valenciana/2016/04/25/571ce6ace5fdeaae668b4661.html