La berenjena es una de las verduras más sabrosas y versátiles, que se caracteriza por su peculiar color morado.
La planta necesita de altas temperaturas, una luminosidad elevada y humedad alta. El clima mediterráneo es idóneo para su cultivo, con un riego frecuente. Puede alcanzar una altura de 1,50 m, con hojas anchas y flores blancas o malvas en forma de estrella. El fruto puede medir desde los 5 a los 30 cm de longitud y pesar de 200 a 300 g.
Las diferentes variedades de esta verdura determinan su forma y color. La más extendida es la que tiene un color negro o morado oscuro, con una piel lisa y brillante. El interior es de color blanco, con una pulpa carnosa y una textura esponjosa.
Originaria de la India, no se comenzó a cultivar en Europa hasta finales de la Edad Media, utilizándose al principio como adorno exótico. Fue introducida en España por los árabes, de donde proviene el nombre.
Su calidad se basa en su uniformidad, firmeza, color de piel y tamaño. Es un alimento perecedero, aguanta poco más de diez días. Hay que manipularla con cuidado y dejarla en el frigorífico hasta su consumo.
Es una verdura gastronómicamente muy versátil por su carnosa pulpa: rebozada, guisada, asada, al horno, rehogada, como guarnición, crema, puré, gratinada, sofrita, con más verduras o frita. Muy digerible, suave y delicada, es la verdura ideal para los niños, sola, como guarnición o rellena, estimulando el gusto por las verduras.
Beneficios nutricionales
La berenjena tiene una gran porcentaje de agua y aporta una escasa cantidad de calorías. Es un excelente diurético y protege el sistema cardiovascular por su capacidad para absorber grasas, manteniendo estable los niveles de colesterol.
Posee gran cantidad de vitaminas, componentes antioxidantes y minerales, como el hierro, potasio, calcio y magnesio.

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