El sistema inmune nos protege contra las enfermedades, pero solo lo hace bien cuando está fortalecido y para ello han de seguirse unas pautas, como llevar una dieta saludable o evitar el estrés, lo que aún no está extendido entre los españoles, que «no se portan bien» debido sobre todo a la gran desinformación.
Así lo ha señalado a Efe la profesora de investigación Ascensión Marcos Sánchez, del Instituto de Ciencia y Tecnología de Alimentos y Nutrición (perteneciente al CSIC), quien ha detallado que una mala situación nutricional no es compatible con un buen sistema inmune.
¿Y qué es una mala situación nutricional? No llevar una dieta equilibrada, dormir poco, no hacer ejercicio y el estrés, «el más grave y que nos afecta a todo lo demás», según esta investigadora.
El estrés produce una subida de cortisol, que afecta a las células inmunocompetentes (leucocitos) y éstas bajan en funcionalidad o número, lo que hace más difícil frenar la entrada de patógenos al organismo. Según Marcos, la nutrición va más allá de la alimentación, se trata de un estilo de vida, muy relacionado con el sistema inmune.
Precisamente, esta científica es experta en inmunonutrición, que se ocupa de las interacciones entre la nutrición y el sistema inmune: «Hacer mal todo esto -obesidad, falta de sueño, sedentarismo y estrés- provoca una mayor propensión a las infecciones, a las alergias, a los procesos inflamatorios e, incluso, al cáncer».
Esta científica, que ha lamentado el alarmante sobrepeso que hay entre los niños y las enfermedades asociadas a la obesidad infantil, como la diabetes tipo 2, ha manifestado que la población española va a peor: «Estamos muy mal. Es imposible corregir algo de lo que no estamos convencidos», por lo que es necesario informar.
Para ello, ha dicho, es necesaria una buena educación nutricional, «lo que cuesta tiempo», y que los facultativos prediquen con el ejemplo: «Aconsejar cómo adelgazar a alguien que está con sobrepreso no es muy creíble».
En cuanto a la nueva normativa sobre etiquetado de los alimentos envasados y si esto podría ayudar a la desinformación existente entre la población, esta experta ha opinado que «naturalmente podría ser. Es muy importante tener la información incluso sobre productos que puedan tener determinados alérgenos».
Sin embargo, «hay un problema, y es que mucha gente no sabe lo que le puede hacer daño o no, porque no está diagnosticada, por ejemplo, o porque sencillamente no ha descubierto su problema».
Marcos, quien recientemente ha recibido el Premio Instituto Danone a la trayectoria científica, ha indicado que una dieta equilibrada supone consumir aproximadamente un 60% de carbohidratos -entre los que se encuentran las verduras y frutas, y donde los azúcares simples no pueden superar el 10%-, un 10% de proteínas y un 30% de grasas.
Esta investigadora ha denunciado, además, la ligereza con la que demasiadas veces se habla de que tal alimento es bueno contra una enfermedad, «cuando tendrías que tomar cantidades industriales, en el caso de que fuese cierto».
Ha insistido en la importancia de dormir (no vale dormir hoy cinco horas, mañana nueve y al día siguiente cuatro) y en hacer ejercicio físico de manera regular y no de manera excesiva. Si bien hay un componente genético, hay que cuidar el estilo de vida, ha recalcado.
Marcos y su equipo, además de investigar biomarcadores ligados al estado nutricional y la valoración de los hábitos y estilos de vida, también han hecho otros estudios para valorar las propiedades inmunomoduladoras de algunos alimentos, entre ellos el yogur, leches fermentadas, ácidos grasos mono y poliinsaturados.
Dentro de los estudios con bebidas, se valora especialmente la situación de hidratación para eliminar el riesgo de procesos inflamatorios y mantener una microbiota adecuada.
Además, este grupo de inmunonutrición ha concluido que el consumo moderado de cerveza -dos tercios para hombres, uno para mujeres- es positivo para la salud, ya que ayuda a reducir los índices de colesterol, tiene un efecto cardioprotector, mejora el sistema inmunológico y no aumenta el peso (esto último lo han medido por varias técnicas y siempre es así).
Este estudio fue presentado en 2013 en el Congreso de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria. Ahora el equipo de Marcos estudia si la microbiota se altera por el consumo de alcohol.

Fuente: La Vanguardia