Se considera como azúcares libres a la glucosa, fructosa, sacarosa y al azúcar de mesa. Todos ellos se encuentran naturalmente en la miel o los zumos de frutas pero también son añadidos artificialmente a los alimentos por los fabricantes de alimentos procesados.
Según relata la Organización Mundial de la Salud (OMS), la mayor parte del azúcar que consumimos a diario proviene de esos endulzantes que se añaden a los alimentos industriales y que, en la mayoría de los casos, ni siquiera son percibidos como alimentos dulces por los consumidores. La propia OMS pone como ejemplo el caso de la salsa de tomate ya que una cucharada de esta salsa preparada contiene, de media, unos 4g de azúcares libres y se considera como un condimento salado. Además de este tipo de alimentos con azúcares escondidos, están aquellos que todo el mundo conoce que tienen alto contenido en azúcares como son los refrescos, donde una lata puede contener hasta 40 gr.
En un nuevo informe sobre esta temática publicado este mes por la OMS se revelan diferencias geográficas en dicho consumo de azúcares; mientras que en Hungría o Noruega supone un 7.8% de la ingesta total de nutrientes, en Portugal supone un 25% y, en nuestro país, el consumo medio de azúcar de un español está entre el 16-17% del total. También existen claras diferencias dentro de un mismo país entre las poblaciones rurales y urbanas, por ejemplo, en Sudáfrica los primeros consumen de media un 7.5% frente al 10.3% de los segundos.
Está demostrado por abundante evidencia científica que mantener la ingesta de azúcares libres por debajo del 10% de la energía total reduce el riesgo de obesidad y, por tanto, de todas sus enfermedades asociadas: diabetes, hipertensión, cáncer, etc. También reduce notablemente el riesgo de caries tal como se demostró en el experimento natural ocurrido en la década de los 40: como consecuencia de la II Guerra Mundial, el consumo de este tipo de azúcares se redujo de unos 15kg por persona y año a sólo 0.2kg y, consecuencia de esta reducción, se comprobó una clara disminución de la prevalencia de caries infantiles en la población de distintos países europeos.
Sin embargo, la nueva guía de la OMS no da directrices sobre los azúcares que se encuentran de forma natural en frutas, verduras, leche, etc., ya que éstos no han reportado asociación con el aumento de riesgo de enfermedades crónicas, cosa que si se ha comprobado con el consumo habitual de alimentos industriales. Según la nueva guía de la OMS, reducir el consumo de azúcares libres por debajo del 5% de la ingesta total es una buena recomendación pero bajarlo del 10% es una necesidad en pro de la salud pública mundial.
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