Sin lugar a dudas, la alimentación juega un papel fundamental en todas las edades y especialmente en la vejez. Como señalan los especialistas, una dieta adecuada es uno de los factores determinantes para que las personas vivan más y mejor.
En el incremento de la esperanza de vida (34,8 años en 1900 a 81,6 años en la actualidad) mucho tiene que ver lo que comemos.
En contraposición con los beneficios de una buena alimentación está la desnutrición, que en el caso de los adultos mayores se debe a diferentes factores, como dificultades físicas o económicas para obtener los alimentos adecuados, problemas en la preparación e ingesta de alimentos. Las enfermedades en el adulto mayor pueden modificar sus necesidades nutricionales o alterar la capacidad para digerir, absorber y metabolizar los nutrientes.
En Ecuador, 1 de cada 3 adultos mayores presenta algún tipo de enfermedad crónica. Las más frecuentes son cardíacas, cáncer, cerebrovasculares, pulmonares, diabetes, hipertensión arterial, deterioro cognitivo y depresión, según la Agenda de Igualdad para Adultos Mayores (2012-2013).
Es muy importante comprender que el menú de un adulto mayor es individual. La alimentación diaria está relacionada a factores como la estatura, peso, actividad física, presencia de enfermedades, ingesta de medicamentos, intolerancia a ciertos alimentos, entre otros.
Para saber si un adulto mayor está ingiriendo demasiadas calorías, uno de los indicadores es controlar el peso adecuado. Por ello, es fundamental saber cuántos kilos debemos pesar de acuerdo a nuestra contextura física. Asimismo, hay algo que es muy importante a cualquier edad: es recomendable comer acompañados. Diversos estudios demuestran que es un factor positivo para una alimentación saludable.
Nunca es tarde para adoptar un nuevo estilo de vida. Es necesario cambiar la alimentación cuando, por falta de actividad física, el cuerpo almacena más grasa de lo normal. Otro factor en los adultos mayores es la digestión, con eventos de diarrea o estreñimiento; de igual manera,  la pérdida de masa muscular por la edad o enfermedad.
Determinadas alteraciones y enfermedades se relacionan con desequilibrios en la alimentación, sea por exceso de algunos nutrientes, que pueden causar obesidad, problemas de tensión, colesterol elevado, o por falta de vitaminas y minerales, que provocan anemia, falta de apetito, caída de cabello, etc.
Alimentarse no solo consiste en comer para vivir o para saciar el hambre, constituye una necesidad que podemos aprovechar para mejorar nuestra salud o, al menos, para no empeorarla.
Las costumbres y cultura del lugar en que vivimos, modas y medios de comunicación, entorno familiar, el sexo, edad, preferencias, religión, sedentarismo y el estado de ánimo y de salud influyen en la alimentación.
Por ello, a pesar de que dos personas sigan dietas muy distintas, ambas se considerarán adecuadas, siempre que cubran las necesidades del organismo, de acuerdo a las características individuales para alcanzar o mantener un óptimo estado nutritivo y de salud.
La doctora Mae Moreno, máster en nutrición, nos ofrece una serie de recomendaciones generales que todo adulto mayor debe tener en cuenta para su alimentación.

GRASAS, VITAMINAS Y MINERALES
Los adultos mayores necesitan comer grasas saludables presentes en ciertos productos, no tan difíciles de adquirir, como el aguacate, nueces, almendras o aceite de oliva. Las porciones deben ser las adecuadas, sin exagerar su consumo.
Una alimentación balanceada provee vitaminas y minerales al organismo de niños, jóvenes y adultos; sin embargo, en los adultos mayores los suplementos son necesarios respecto a cierto grupo de microelementos, tales como vitamina A, B12, D y minerales como el hierro, calcio y zinc.
Por esta razón es recomendable el consumo de un suplemento vitamínico, siempre que sea recomendado por el médico.
CARBOHIDRATOS VARIADOS EN EL MENÚ DIARIO
Se recomienda el consumo de carbohidratos variados y en porciones moderadas, arroz, fideos, pan integral y no se debe olvidar de alimentarse diariamente con vegetales y frutas. Los carbohidratos simples, postres, azúcar, mermeladas, miel, deben consumirse ocasionalmente y evitarse si sufren alguna enfermedad que los prohíba. El consumo de alcohol debe evitarse ya que deshidrata y deprime.
LA MEDIDA: OCHO VASOS DE AGUA POR DÍA
La deshidratación es un riesgo en los adultos mayores, la sensación de sed se encuentra disminuida. Por otro lado, muchos pierden el control de la vejiga, por lo que reducen el consumo de agua.
Por eso razón es importante controlar la cantidad de líquido a beber: aproximadamente ocho vasos es lo recomendable.
Si su dieta incluye jugos o leche también debe tomarse en cuenta dentro de los ocho vasos de líquidos que necesitan a diario para una correcta hidratación.
LA ACTIVIDAD FÍSICA ES IMPORTANTE
El consumo energético disminuye con la edad porque la actividad física también se reduce. Las calorías diarias consumidas se reducen 5% por cada década, también hay pérdida de masa muscular y ósea.
Para evitar la pérdida de masa muscular y mantenerse saludables, se recomienda ejercicio físico moderado, como caminar, nadar, bailar, tres días a la semana, de 30 a 45 minutos; y realizar actividades cotidianas por lo menos durante 60 minutos, como jardinería, subir escaleras, salir a pasear, ordenar la casa, etc.
LA PROTEÍNA ES NECESARIA A TODA EDAD
Los problemas de masticación en los adultos mayores, por falta de piezas dentales o problemas de encías hacen que el consumo de proteínas disminuya considerablemente.
En la dieta diaria del adulto mayor es fundamental el consumo de pequeñas porciones -desgrasadas y troceadas- de carnes magras, pollo, pescado, granos, queso y leguminosas.
Respecto al consumo de lácteos, hay que tomar en cuenta la tolerancia que tengan. Es preferible decidirse por productos lácteos deslactosados y bajos en grasa. De esta manera se evitarán complicaciones en su salud.La orientación del médico y nutricionista es la clave.
 
http://www.entornointeligente.com/articulo/2455091/Las-enfermedades-modifican-nutricion-del-adulto-mayor-03052014