Comer al menos siete yogures a la semana se asocia con un menor riesgo de sobrepeso u obesidad, según los resultados de un reciente estudio de la cohorte SUN (Seguimiento Universidad de Navarra).
La razón que explica el menor peligro de obesidad gracias al consumo de yogur es, según fuentes científicas, su contenido en calcio, ya que este mineral está relacionado con el metabolismo de las grasas, de manera que un incremento en su ingesta puede llevar a un incremento en la oxidación de las grasas.
El estudio, denominado ‘Yogurt consumption, weight change and risk of overweight/obesity: The SUN cohort study’, fue sido dirigido por el catedrático en Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Navarra y perteneciente al CIBER de obesidad y nutrición, Miguel Ángel Martínez, y se ha publicado en la revista científica ‘Nutrition, Metabolism and Cardiovascular Diseases’.
El ensayo se hizo a través del seguimiento de los hábitos relativos e la ingesta de yogur de una muestra de 8.516 individuos durante 6,6 años. Clasificó a los participantes según su consumo total de yogur (enteros y desnatados) en cinco categorías: menos de dos; entre dos y cinco; entre cinco y siete; siete; y más de siete yogures a la semana.
Se observó que los individuos que más yogures ingieren semanalmente presentan menor riesgo de desarrollar sobrepeso u obesidad. Además, se llegó a la conclusión de que ese menor riesgo es más significante cuando el consumo de este producto lácteo se asocia a un patrón de alimentación saludable.
EL YOGUR IMPIDE LA LLEGADA DE MICROORGANISMOS NO DESEABLES
A comienzos del siglo XX, el biólogo ruso Ilia Metchnikoff relacionó la longevidad de ciertas zonas del este de Europa con la importante cantidad de yogures que consumían y dedujo los beneficios que aportaban las leches fermentadas en general. A través de sus investigaciones, demostró que el yogur se producía por la acción de bacterias capaces de convertir el azúcar de la leche (lactosa) en ácido láctico y que, a su vez, esta sustancia hacía muy difícil el desarrollo en el intestino de microorganismos no deseables.
Según la actual legislación española (Norma de Calidad BOE 18-2-2003), el yogur es el producto de la leche coagulada obtenida por fermentación láctica mediante la acción de dos bacterias: ‘Lactobacillus bulgaricus’ y ‘Streptococcus thermophilus’.
Estos microorganismos productores de la fermentación láctica deben ser capaces de reproducirse y de mantener todas sus características durante los 28 días de vida útil del yogur y estar presentes en el producto terminado en una cantidad mínima de 100 millones por gramo o mililitro de yogur. Para mantener la viabilidad de dichos microorganismos, el yogur se ha de conservar entre uno y ocho grados centígrados desde su fabricación hasta su consumo.
 
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