Albaricoque, fruta del verano
Con la llegada del buen tiempo comenzamos a disfrutar de las frutas de hueso, de colores llamativos, refrescantes y sabor dulce. El albaricoque es una de ellas, con un agradable aroma y un exquisito sabor.
Es una fruta de pequeño tamaño, de entre 5 y 9 centímetros, forma redondeada, color anaranjado o amarillento, con vetas encarnadas, y piel aterciopelada. Las zonas que presentan el mejor clima para su cultivo son las ribereñas del Mediterráneo: Murcia, Valencia, Albacete y, también, Zaragoza.
Es una fruta originaria de las zonas templadas de Asia que fue introducida por los romanos en Europa a través de Armenia.
Es muy delicado, por lo que hay que tener cuidado con los golpes. Su temporada abarca los tres meses del verano. Se recolectan maduros para que tengan todo su sabor y aroma. Fuera de temporada, podemos encontrarlos como fruta desecada. Aunque se pueden conservar en el frigorífico durante 2-3 días, hay que consumirlos pronto para evitar la pérdida de consistencia y sabor. Es recomendable lavarlos.
Se consumen sobre todo frescos, pero también son muy utilizados para confitería y mermeladas (tartas, helados, postres, orejones…).
Beneficios para la salud
Con un elevado porcentaje de agua, es una fruta rica en vitaminas A y C, baja en calorías y con gran aporte de minerales: potasio, fósforo y calcio. Tiene un alto contenido en fibra, que mejora el transito intestinal, y es diurética.
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