La col, una verdura de invierno
Los meses de invierno proporcionan las mejores coles del año, preservando sus propiedades al máximo. Es una planta muy resistente que puede crecer en temperaturas extremas, pero que necesita humedad constante.
Esta verdura, también llamada repollo blanco por su color verde pálido, está formada por unas hojas en forma de cogollo compacto. Cuanto más apretada, más calidad, y más tierna y suculenta.
Existen dos variedades, la temprana, de cogollos pequeños, y la tardía, de mayor tamaño.
La col es conocida desde la Antigüedad y se le atribuía propiedades curativas. Era un alimento indispensable en los hogares más humildes. Se sabe que junto con arroz formaba parte de la dieta de los trabajadores que levantaron la Gran Muralla en China. También, sazonada en vinagre, era un alimento común de los marineros en sus largos viajes.
Presente en la cocina tradicional de numerosos países, se consume cocinada, guisada o cocida, encurtida o cruda, en ensalada. Esta última opción es muy saludable porque conserva todas sus cualidades nutritivas.
Para una mejor conservación es recomendable guardarla en el cajón de verduras del frigorífico y se aconseja envolverla en una bolsa agujereada.
Con un alto porcentaje de agua y un escaso valor calórico, es una verdura muy saludable con numerosos micronutrientes, Rica en vitamina A, C y B6 y K, presenta un alto porcentaje de fibra, lo que proporciona una sensación de saciedad. Rica en minerales, en su composición encontramos: calcio, hierro, magnesio, fósforo y potasio. Además, ayuda a reducir el colesterol malo.
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