Si estás sano, puedes comer un huevo diario
Dos recientes investigaciones refrendan este cambio en el discurso. Un meta-análisis basado en ocho estudios, publicado en enero de 2013 en la prestigiosa revista «British Medical Journal», concluyó que no existe relación entre el consumo de un huevo al día y el aumento del riesgo cardiovascular, en comparación con la toma de un máximo de tres huevos a la semana.
Otra investigación, elaborada por la Universidad de Granada y dada a conocer en marzo de 2013, demostró, tras analizar a 380 adolescentes, que no hay asociación entre la ingesta de huevo y los niveles de lípidos en sangre, la adiposidad, la resistencia a la insulina, la tensión arterial, la capacidad aeróbica o el índice de riesgo cardiovascular.
«La hipercolesterolemia de un alimento se valora según el balance entre las grasas saturadas y las insaturadas (estas últimas, beneficiosas, son las mismas que tiene el aceite de oliva). El huevo contiene un 3,6% de ácidos grasos insaturados, un 1,6% de poliinsaturados y solo un 2,8% de grasa saturada, por lo que se compensan», explica a ABC el doctor Leandro Plaza, presidente de la FEC. «La lecitina y las grasas insaturadas de la yema reducen la absorción intestinal de colesterol en nuestro organismo», añade la doctora Pilar García Durruti, jefa del Servicio de Endocrinología y Nutrición del Grupo HM Hospitales.
La buena noticia para los amantes del huevo solo afecta a las personas sanas, que siguen una dieta equilibrada y practican ejercicio diario. «Se puede consumir un huevo al día, si se goza de un buen estado de salud», afirma la doctora. En pacientes con el colesterol alto o que sufran enfermedad cardiovascular, por ejemplo que hayan tenido ya un infarto, «se mantiene la recomendación de restringir la ingesta porque, en estos casos, el objetivo es bajar el colesterol lo más posible», advierte el doctor Plaza.
¿Mejor cocido que frito?
Es cierto que la clara es el único alimento que aporta proteínas de la más alta calidad sin grasa y que todos los lípidos del huevo están en la yema, pero tampoco hay razón para prescindir de ella, excepto por recomendación médica. «En la yema hay vitaminas ligadas a la grasa: la A, E y D; lecitina, vitamina B12 y ácidos grasos muy interesantes como el omega 3», enumera Mar Fernández, directora del Instituto de Estudios del Huevo.
Se trata de un alimento muy versátil en la cocina y la opción menos calórica de consumirlo es cocido. Hay pocas diferencias entre el frito y la tortilla francesa, mientras que la alternativa más grasa es en tortilla de patatas. «Se pueden consumir de cualquiera de los tres modos y únicamente es aconsejable no abusar de la tortilla de patata si se padece obesidad o una diabetes mellitus de difícil control, ya que el índice glucémico de este plato es alto», señala la doctora Durruti.
Otro debate entre los consumidores es si la forma de cría de la gallina (ecológicos, camperos, en suelo o en jaula) afecta a su calidad. «No está demostrado científicamente que los ecológicos sean mejores ni desde el punto de vista nutricional ni organoléptico», afirma el doctor Alfonso Carrascosa, científico del CSIC y experto en seguridad alimentaria. La doctora María Dolores Selgas, directora del Departamento de Nutrición, Bromatología y Tecnología de los Alimentos de la Universidad Complutense, añade que «tampoco podemos decir que unos sean más sanos que otros». «Sano es todo aquel producto que contenga los nutrientes que se necesitan y que sea seguro desde el punto de vista microbiológico y sensorial. Todos los huevos son sanos excepto aquellos que pueden provenir de gallinas enfermas, en cuyo caso, no salen a la venta nunca», aclara.