La faba de Lourenzá
La faba de Lourenzá, Galicia, es una IGP (Indicación Geográfica Protegida) que ampara unas judías secas de la variedad «faba galaica» sanas, enteras y limpias. Son de color blanco uniforme, grandes y arriñonadas, largas y semillenas. miden entre 19 y 26 mm y tienen un peso entre 0,8 g. y 1,2 g. Su escasa proporción de piel, elevada capacidad para absorber agua y su excelente respuesta a la cocción la convierten, sin duda, en una de las mejores alubias blancas españolas. La IGP abarca el territorio conocido como A Mariña Luguesa, es decir la zona costera de Lugo, englobando a municipios como Alfoz, Barreiros, Burela, Mondoñedo, Ribadeo… el más importante históricamente, Vilanova de Lourenzá, de donde toma el nombre. Esta zona posee unas condiciones ambientales específicas idóneas para que las fabas posean, por ejemplo, su piel muy fina. En su degustación destaca la pastosidad de la pulpa, exenta de grumos. No existe diferenciación entre la piel y la pulpa.
Aporta proteínas, hidratos de carbono, vitaminas, minerales, fibra y tiene bajo contenido en grasa.
La judía es una planta muy sensible a la falta y/o exceso de agua, especialmente en la floración, por lo que requiere suelos con adecuada y regular humedad. Se siembra entre los meses de mayo y junio, con semilla certificada, y la recolección se realiza desde finales de agosto a finales de noviembre, dependiendo del clima y otros indicadores. La etiqueta comercial presentará la marca propia de cada productor y una etiqueta de codificación alfanumérica con numeración correlativa, autorizada y expedida por el órgano de control, con el logotipo oficial de la indicación geográfica protegida.
La Festa da faba se celebra en Lourenzá cada primer domingo de octubre. El Archivo de Geografía General del Reino de Galicia ya documenta desde el siglo XVII la existencia del mercado de Lourenzá.
En el plato
Se puede asegurar que las fabas de Lourenzá van bien con todo, porque acompañan con una calidad y delicadeza fuera de lo corriente. La fabada de Lourenzá tradicional se cocina con productos del cerdo (chorizos, panceta…) pero no hay más límites que la imaginación y el buen criterio culinario. Por supuesto va bien con otras carnes como la caza o las aves, pero la proximidad del mar hace que encontremos platos surgidos del diálogo entre tierra y mar, como fabas en caldo de verdura y rodaballo, con almejas, con pulpo, bacalao, mejillones, calamares… En todas estas y otras combinaciones, la faba de Lourenzá seduce a todos los sentidos por su textura carnosa y firme, su blancura y por el aroma dulce y terroso.
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Fuente: https://fabadelourenza.org/es