Hay niños que tienen hambre a todas horas y piden a los padres algo de comer fuera de las cinco comidas recomendadas y establecidas por los profesionales en alimentación infantil. Otras veces, la ansiedad les lleva a esconderse para comer sin que nadie les vea. Que el niño coma entre horas tiene consecuencias negativas para su salud y su desarrollo. 
Según las recomendaciones más actuales, además de las 3 comidas tradicionales –desayuno, comida y cena-, los niños deberían hacer, al menos, otras dos, una a media mañana y otra a media tarde, dependiendo de los horarios de las denominadas comidas principales.
Aunque estas dos comidas no sean principales, no dejan de ser importantes, y deben ser, por encima de todo, saludables, y complementar de alguna manera a las comidas principales.
Cualquier comida que no esté planeada, cualquier alimento extra que se ofrezca y que afecte de alguna manera a la comida principal que va a continuación constituye lo que denominamos «comer a deshoras, comer entre horas o picar entre horas».
Un pincho de tortilla en el bar, justo antes de comer, por muy sano que sea, está potenciando uno de estos dos posibles resultados:
– El niño comerá el pincho y después se comerá su plato de comida principal, ya que insistiremos en que lo haga, porque es el “trato” que hemos hecho previamente.
– El niño comerá el pincho porque tiene hambre en ese momento, y con ese poquito de comida saciará su hambre inmediata, rehusando después comer la comida principal.
Lamentablemente, el primer resultado es bastante común, y, aunque pueda parecer exagerado, estamos obligando al niño a que coma más de lo que su cuerpo le pide, impidiendo que aprenda a diferenciar las señales de saciedad, poniendo la zancadilla a su propia regulación y empujándole hacia el camino del sobrepeso y la obesidad.
La segunda opción, también bastante habitual, podría ser aceptable en este ejemplo, ya que el pincho de tortilla, al menos, tiene fundamento, pero, ¿qué pasa si en su lugar hablamos de una bolsa de patatas, una palmera de chocolate o un paquete de gominolas?
En primer lugar, ni estamos ofreciendo la energía que el niño necesita –podemos estar dando mucha más o quedarnos terriblemente cortos-, ni el aporte nutricional apropiado, esto es, los macro y micronutrientes que aporta una comida equilibrada.
Además, en el caso de un niño que come poco el problema es aún más grave, ya que, de manera habitual, su dieta puede que ya sea escasa en vitaminas y minerales, nutrientes esenciales que no va a obtener de una bolsa de patatas, sin contar con el exceso de sales y azúcares sencillos que estos alimentos aportan.

Consejos para evitar que el niño coma entre horas

Si un niño tiene hambre antes de la hora de la comida principal es señal evidente de que la comida no está planeada a la hora más adecuada. Aquí van unos consejos que te pueden ayudar a restablecer el plan de comidas.
– Más que ofrecerle algo de picoteo, por sano que sea, o dejarle comer a deshoras, es preferible ajustar los horarios a las necesidades de los más pequeños.
– También es bueno  o mejor aún, intentar distribuir, entre las comidas principales, esas comidas secundarias –almuerzo y merienda-, y hacerlas saludables, de manera que no se dé opción a que tenga hambre a deshoras.
– Fruta/verdura, frutos secos, productos lácteos o carbohidratos complejos, como el pan, son las opciones más sencillas y fáciles de combinar para abarcar todos los gustos.
Carlota Reviriego
Fuente: guiainfantil.com
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