Ir de mesa y mesa… y no engordar en el intento. La Navidad es una prueba de fuego para dietas, regímenes y voluntades con las cenas de empresa, comidas familiares y reuniones de amigos. Conscientes de que las tentaciones en el plato pasan factura en la báscula, la Sociedad española para el Estudio de la Obesidad (SEDO) ha elaborado una guía que se difundirá en servicios de endocrinología en los principales hospitales bilbainos. La máxima es clara, controlar las raciones y evitar los alimentos hipercalóricos para poner freno a la epidemia de obesidad.
Porque se puede convivir, y sobrevivir a la Navidad, sin sufrir una tortura de renuncias y tentaciones. El doctor Fernando Goñi, del servicio de Endocrinología y Nutrición del hospital de Basurto, y autor de la guía, asegura sobre estas celebraciones puntuales como las navidades -donde son habituales los excesos- que «lo indicado es disfrutar con moderación». Y aunque es difícil resistirse a las tentaciones gastronómicas y a la presión de las costumbres, según afirma Ricardo Osorio, responsable de la Unidad de Obesidad y Nutrición de la Clínica Londres, si no se sigue una pauta controlada se pueden llegar a coger entre tres y cuatro kilos de media ya que las comidas y cenas navideñas suelen contar con un aporte de entre 2.500 y 3.000 calorías. Sin embargo, Osorio sostiene que «más que por el descontrol de lo que comemos, esta situación se produce por lo que no se ha hecho como método preventivo».
En este sentido, Mayte Navarro, especialista en Nutrición y Salud, recomienda preparar el cuerpo el día de antes con infusiones, yogures, caldos, pescados al vapor, pan integral e infusión digestiva, yogur bifidus, cremas de verduras depurativas (cebolla, apio…) y alimentos como queso fresco.
y dieta mediterránea
No saltarse comidas
Los expertos resaltan la necesidad de no saltarse ninguna comida. Goñi recalca que hay que «intentar comer cinco veces al día, no espaciar demasiado las tomas, evitar la comida rápida, consumir pan moderadamente y hacer algo de ejercicio». Por último, afirma que el «pilar fundamental en el que están basado estos consejos es orientar a la gente a un hábito de dieta mediterránea».
El manual que se repartirá en los hospitales contiene además una serie de recomendaciones para evitar sobrepeso y obesidad afrontando situaciones cotidianas como comer de táper, en un restaurante o salir de tapas con los amigos. No en vano, el 40% de la población sufre problemas de peso, «un dato que es muy preocupante porque la obesidad es una epidemia que viene de la mano de la diabetes y otras enfermedades crónicas», asegura el doctor Fernando Goñi.
«No podemos olvidar que las personas más gruesas tienen mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares como ictus o más prevalencia de cáncer. Y, sobre todo, está el problema de los niños, donde se están empezando a ver porcentajes de obesidad muy alarmantes. Los médicos no podemos luchar solos», resuelve el especialista en Nutrición de Basurto.
Goñi resalta que la guía que se repartirá en los hospitales es un manual positivo que recomienda «unos alimentos más que otros» con el fin de que no sean «consejos rígidos e irreales que luego nunca se llevan a cabo». Pero la guía no solo se ciñe a las comilonas navideñas, a sus efectos secundarios y sus digestiones interminables, en ella se pueden encontrar tres situaciones «cotidianas e interesantes» y en la tres hay un denominador común, moderación, control de raciones y evitar comer de forma habitual alimentos de gran valor energético».
El documento muestra consejos para enfrentarse al plato fuera de casa en diferentes ocasiones. En el caso de llevar táper a la oficina, conviene procurar llevar una comida similar a la que se tomaría en casa, controlando el tamaño de las raciones. Goñi explica que si lo habitual es llevar comida en fiambrera, la mejor recomendación es «comer lo de casa, si es saludable, un primer plato de verdura, un segundo de carne o pescado y sobre todo que sean alimentos poco calóricos», productos como ensaladas o purés de verdura. Si no se ingerirán más calorías sin control.
En el caso de optar por el menú del día en un restaurante más de una vez por semana, señala que si el primer plato es muy calórico, hay que «compensarlo con uno más liviano», como carne o pescado a la plancha, e intentar tomar postres ligeros. Si se come a la carta, en los primeros platos para compartir, habría que seleccionar alimentos de poca densidad energética (verduras, ensaladas, marisco…) y procurar elegir carne o pescado al horno como plato principal.
La Navidad también es una época en la que aumenta el consumo de alcohol, pero sus calorías vacías acaban transformándose en grasa y acumulándose en alguna parte del cuerpo sin previo aviso. La nutricionista Marta Gámez recomienda la toma de infusiones digestivas y depurativas para favorecer la digestión y compensar las comidas abundantes con otras muy ligeras.
Elegir pinchos poco calóricos
Los peligros del tapeo
Los dietistas también previenen contra una de las aficiones más comunes de los vascos, «ir de poteo», por ello, la guía aporta una serie de recomendaciones sobre qué pinchos son menos calóricos ya que tomar una tapa y una cerveza o un txikito con amigos o familia es una de las costumbres que han pasado a formar parte de nuestro patrón de vida. El consejo claro es elegir aperitivos poco calóricos como mariscos, moluscos, vinagretas o banderillas.
Los que quedan en peor lugar son las croquetas de carne o jamón y la morcilla. Por ejemplo frente a las 36 calorías de unas banderillas están las 333 de unas croquetas de jamón. Y frente a las 76 de un taco de bonito en escabeche con pimiento están las 455 de una morcilla de Burgos.
Otro de los hábitos más frecuentes es el consumo de bebidas alcohólicas que lógicamente la Sociedad de la Obesidad no recomienda. El consumo de bebidas fermentadas ha de ser moderado. Siempre que impere la contención, la cerveza puede ser una bebida idónea para acompañar las comidas fuera de casa, ya que una caña de cerveza de 200 ml. tiene solo 90 kcal y, en el caso de la cerveza sin alcohol, esta cantidad se reduce a una media de 34 kcal por la misma cantidad», comenta el doctor Goñi.
Existen numerosas evidencias científicas que desligan el consumo moderado de cerveza de la obesidad. En esta línea, la investigación realizada por Ana María Veses, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, refleja que un consumo moderado de cerveza no provoca aumento del peso, ni cambios en la composición corporal, ni modifica la circunferencia del brazo, cadera o cintura.
Diario DEIA