El término alimento integral hace referencia a los productos que se obtienen con cereal integral. Según la Administración de Medicamentos y Alimentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés), un alimento es integral cuando en su composición posee por lo menos el 51% de granos enteros. Es a partir de este porcentaje cuando el organismo absorbe la fibra que contienen.
Con el cereal integral, llamado también de grano entero, se obtiene una harina que conserva el salvado o cubierta externa del grano en contraposición a la harina blanca o refinada. Por ello, los alimentos integrales tienen un color más oscuro y son más ásperos al tacto.
En un estudio publicado en la revista oficial de la Academia de Nutrición y Dietética estadounidense se reveló que los numerosos beneficios para la salud de los alimentos integrales proviene de su entramado de nutrientes, fibras y fitoquímicos (sustancias que se encuentran en los alimentos de origen vegetal, biológicamente activos) .

«Los alimentos integrales (pan, pasta, arroz, galletas, cereales de desayuno, etc.) son más ricos en nutrientes, vitaminas, minerales y fibra, por tanto, más saludables respecto a sus homólogos refinados.»

De acuerdo a las últimas investigaciones sobre las propiedades de los alimentos integrales, su consumo ayuda a desintoxicar el organismo, previene las enfermedades cardiovasculares, la osteoporosis, protege ante el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2, mejora la salud gastrointestinal al promover el tránsito intestinal y disminuye el riesgo de sufrir algunos tipos de cáncer.
Otra ventaja es sin duda que nos ayudan a controlar el peso. Aunque tienen una cantidad similar de calorías comparado con los productos no integrales, su porcentaje de fibra es mayor, lo que se traduce en una mayor sensación de saciedad y en una mejora del tránsito intestinal. Sin embargo, hay que moderar su consumo y tener en cuenta las características individuales de cada persona y su edad.
En España, la guía de alimentación saludable de la SENC (Sociedad Española de Nutrición Comunitaria) pauta un consumo de 4 a 6 raciones de cereales y derivados al día, con una presencia importante de cereales integrales. Como no tomamos seis raciones de arroz ni de pasta al día, es importante el pan por su facilidad de incluirlo en cualquier comida. Hay que tener en cuenta que más del 50% de la energía de los alimentos que se ingieren proviene de los hidratos de carbono.
Sin embargo, su consumo continua siendo insuficiente. El desconocimiento por parte de la población de sus beneficios y los confusos etiquetados de la industria alimentaria, con una amplia variedad de términos utilizados con los alimentos integrales, se presentan como dos grandes problemas para lograr una mayor difusión.

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