Días calurosos, noches estrelladas, paseos por el litoral y el olor delicioso e inconfundible de las sardinas. Fieles a su cita por San Juan, han llegado a los mercados en Galicia a un precio entre 7 y 10 euros el kilo, algo más bajo que en años anteriores. La actividad en las lonjas de pescado ha sido frenética en una campaña que prevé un fuerte aumento del cupo de toneladas a pescar dada la buena situación de la sardina ibérica. Esta es una buena noticia objetiva para el sector pesquero, que ha atravesado unos años de penurias con cupos de captura de sardina muy bajos, cuando la especie estaba muy amenazada.

 

El Consejo Internacional para la Exploración del Mar (ICES) calcula que la biomasa de sardina para 2021 es de 351.159 toneladas, frente a las 184.137 de 2020.

Sin embargo, este parámetro no garantiza que la especie esté fuera de peligro. Portugal y España son grandes consumidores de este pescado azul, aunque normalmente se asocia Portugal con el consumo de bacalao es la sardina el pescado más consumido en el país atlántico, con una ingesta per cápita de unos 55 kilos anuales.

 

Las sardinas son ricas en ácidos grasos omega-3, fósforo, selenio, yodo, hierro y magnesio. Son nutricionalmente muy convenientes. Más allá de su consumos en chiringuitos o en el formato festivo de la sardina, se comen de mil maneras: asadas, a la plancha, fritas, en pasta, pizza, ensalada, marinadas y desde luego en conserva. EN 2020, las sardinas representaban en España el 6,7% de las conservas de pescado, cifra que en Portugal alcanzaba el 19%.

 

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