Debemos tener en cuenta que -en alimentación y en otros ámbitos- las metas han de ser razonables y alcanzables. Y es que sólo con pequeños cambios en nuestros hábitos, podemos conseguir las herramientas necesarias para invertir en salud.
Como en una carrera de fondo, no se trata de perder peso rápido y mal, sino de adquirir unos hábitos saludables para mantenerlos a largo plazo.
Consejos saludables
Consumir cinco raciones de fruta y verdura al día: Las frutas y las verduras aportan fibra, agua, vitaminas y minerales, son bajas en grasas (salvo excepciones como el coco y el aguacate) y ricas en sustancias beneficiosas como los antioxidantes que nos ayudan a mantener la salud.
La mejor manera de cubrir estas raciones es incluir una pieza de fruta en el desayuno (fruta entera en lugar de zumo), así como verduras de guarnición en los segundos platos en comidas y cenas y fruta fresca de postre.
Los purés  permiten combinar diferentes tipos de verdura y están al alcance de aquellos para los que las habilidades culinarias no sean lo suyo.
-Eliminar los alimentos superfluos: Los alimentos superfluos (aquellos que se encuentran en la punta de la pirámide de la alimentación saludable: bollería, pastelería, chucherías, refrescos, bebidas alcohólicas) aportan muchas calorías, grasas y sal y pocos nutrientes  interesantes desde el punto de vista de la salud. Se pueden consumir con moderación pero debemos evitar que formen parte de nuestra dieta habitual.
La mejor forma de restringir  el consumo de estos productos es no tenerlos delante, es decir, si no los compramos, no  los tendremos en casa, y no los consumiremos y tampoco los echaremos de menos.
Otra idea para reducir el consumo de estos productos es intentar detectar cuándo solemos consumirlos para tratar de ponerle remedio; si, por ejemplo, es a última hora del día, mientras vemos la televisión en el sofá, podemos lavarnos los dientes justo al terminar de cenar para evitar la tentación.
Teniendo en cuenta el punto anterior, si sustituimos estos productos superfluos por frutas y verduras, además de «no restar» estaremos «sumando» a los hábitos para invertir en salud.
-Tomar legumbres dos veces por semana:
Ricas en hidratos de carbono complejos (base de la pirámide) y fibra, aportan además una cantidad importante de proteínas. Cocinadas con verdura (puerro, zanahoria, calabaza, espinacas, ajo, cebolla) y aceite de oliva aportan nutrientes interesantes, y, si además las combinamos con cereales (lentejas o garbanzos con arroz) conseguimos una proteína de alta calidad (similar a la de carnes, pescados y huevos), por lo que podemos completar esa ingesta con una buena ensalada y un lácteo.
Laura González
Dietista de Gastronomía Baska