«¡Una sandía, por favor! Y que sea buena, ¿eh?», exclama alguien en la frutería. Acto seguido, el frutero elige una, le da unos golpecitos, y con cara de circunstancia, la descarta. Coge otra y repite la operación. Ahora sí. Parece que esa es perfecta. «Verá que dulce le sale», le asegura. Y el comprador se marcha satisfecho, convencido de que lleva la mejor de las frutas. Pero, ¿qué ha notado el tendero para llegar a la conclusión de que esa sandía será dulce y jugosa? ¿Se puede saber cuando una cereza está en su punto o un plátano ha desarrollado todo su sabor antes de hincarle el diente o de pelarlo? Si la sandía suena a hueco, el melón está rayado o las hojas de la piña salen con facilidad, no lo dude, ya tiene los ingredientes para una rica macedonia. Veamos algunos otros trucos para salir victorioso del mercado.

Como norma general, según la Organización Interprofesional de Frutas y Hortalizas de Andalucía (Hortyfruta), cuando acuda al puesto elegido, escoja productos que no presenten magulladuras, que no estén marchitos ni den muestras de humedad externa, y que no emanen olores extraños que indiquen que puedan estar en mal estado. «En ocasiones, un precio más reducido de lo habitual puede ser tentador, pero cuando llegue a casa verá que solo podrá aprovechar una mínima parte del producto», dicen. ¿Resultado? Lo que creía que era un chollo, le habrá salido bastante más caro que si hubiera hecho caso de los indicios.
Por otro lado, sea cual sea la fruta que haya ido a buscar, Hortyfruta le recuerda que si la adquiere envasada en una malla, no olvide revisar las piezas una a una para cerciorarse de que todas se encuentran en condiciones óptimas para su consumo.

1. Si la sandía suena a hueco, está en su punto

Para saber si una sandía está lista para consumir, tendrá que afinar el oído. «Dele unos toquecitos con la palma de la mano o con los dedos y escuche. Si suena a hueco, está madura y lista para consumir», asegura Anabel Fernández, dietista-nutricionista en Alimmenta, quien además nos muestra que también podemos llegar a esta conclusión con la vista: «Una sandía está madura si la parte de la cáscara que ha estado en contacto con el suelo es de color amarillo cremoso y no tiene manchas diferentes del verde de la piel».

2. Cuanto más rayado esté el melón, más rico

«Coja con las manos dos melones del mismo tamaño y valore su peso. El que pese más, siempre debe ser el elegido», asegura la nutricionista Anabel Fernández. Pero, más allá de llevarse a casa un buen melón, el color, el olor y el tacto, intervienen en su condición. «Aunque su tono no es determinante, sí hay que tener en cuenta que si es demasiado verde indica que todavía está tierno. Mientras que cuando madura, se vuelve amarillento», afirma Fernández. Ahora, acérquese la parte inferior del melón a la nariz, ¿desprende un aroma dulce? Entonces, su sabor también lo será. «Por último, toque la parte opuesta del tallo que ha estado unido a la planta. Si sus dedos se hunden ligeramente, es que la fruta ya está lista para su consumo», explica la nutricionista, quien nos regala un truco extra: «Mi tío tenía una frutería y durante años fue el encargado de escoger la mejor fruta para diversos restaurantes. Su consejo con los melones era, además del peso, que cuanto más rayada estuviera su piel, mucho mejor.»

3. Si se queda con la hoja en la mano, esa es su piña

Si hay una prueba infalible para saber que no se equivoca de piña, esa consiste en coger una de las hojas interiores de la fruta y tirar ligeramente. «Si la se arranca con relativa facilidad, significa que está en su punto», asegura la nutricionista Anabel Fernández. Ahora bien, hay otros indicativos de la madurez de la piña, como su color, «que será amarillo-dorado si está lista, o el olor, que debería ser intenso».
Además de la vista y el olfato, el tacto también le ayudará a dilucidar si la piña cumple con sus exigencias. Para ello, presione ligeramente la parte inferior de la especie tropical. «Si opone mucha resistencia, está verde. De lo contrario, quédesela», aconseja la profesional, quien advierte de que si al tocar la piña detecta cierta supuración, es que está un poco pasada.

4. Las mandarinas… al peso

«Conviene seleccionar las de mayor densidad, es decir, las que veamos que más pesan a pesar de que nos parezcan pequeñas», asegura Pablo Barcina, nutricionista en Tecnutrition. Pero, si queremos asegurarnos de que hacemos una buena compra también deberíamos fijarnos en la textura de la cáscara. «Las naranjas y mandarinas con la cáscara más fina tienden a ser más jugosas que las que la tienen más gruesa», explica Barcina. Por lo que se refiere al color, parece que no es un indicador a tener en cuenta, ya que existen naranjas maduras con la cáscara verde, como subraya el experto.

5. Si huele a plátano, cójalo

«El plátano es una de esas frutas que cuando están en su punto de maduración emanan un aroma característico», afirma Barcina. Además, el color de su piel también es un claro indicativo de su grado de madurez. «Los plátanos con las puntas verdes o casi sin color amarillo, no han desarrollado todavía todo su sabor», asegura. Por lo que se refiere a las manchitas negras, el nutricionista explica que «no influyen en la calidad de la fruta, simplemente se producen en algunas variedades de plátano, como la de Canarias».

6. Las cerezas, cuanto más bonitas, mejor

Brillantes, firmes, redondas, duras y de color rojo oscuro o negro vivo (dependiendo de la variedad), así describe el nutricionista Pablo Barcina las cerezas ideales. «Deberíamos evitar las cerezas demasiado pequeñas (menos de 2 centímetros de diámetro), blandas, arrugadas, con cortes, malformaciones o con manchas marrones», añade. Ahora fíjese en sus tallos, ¿son verdes, están frescos, el punto de unión carece de moho o podredumbre? Si ha contestado afirmativamente, no lo dude, eche el fruto a la cesta sin miedo y disfrute del postre.

7. «La prueba de la uña»

¿Hay fruta más sosa que una pera cuando todavía no está madura? En este caso, evitar sorpresas puede resultar complicado, a no ser que recurramos a la «prueba de la uña». Así lo asegura, la nutricionista Laura Pire, del Centro de Nutrición Avanzada, quien explica en qué consiste este método: «Pinchamos suavemente la piel y si sale líquido o vemos carne brillante, es que la pera está en su punto de maduración correcto». ¿Problema? Esta técnica solo la podemos aplicar con la fruta ya en la cocina de casa. Más sencillo resulta en el caso de los kiwis. Lo cuenta Pire: «Si la capa externa se hunde fácilmente, pero se deja notar cierta turgencia, estamos ante un kiwi que promete un gran sabor».
 
Fuente: diario «El País» (BuenaVida)
http://elpais.com/elpais/2015/04/08/buenavida/1428482420_750587.html