Que los hijos crezcan sanos es el deseo de todos los padres y la alimentación uno de los pilares básicos para conseguirlo. Parece bastante sencillo de comprender; sin embargo, la realidad demuestra que no es fácil de poner en práctica. Un ejemplo claro es la alta cifra de obesidad infantil que existe. A través del libro ‘El Estirón. Los mejores consejos para que tu hijo crezca sano’ (Ed. Planeta), el doctor David Mariscal ofrece pautas fundamentales para orientar a los padres sobre la forma más saludable de alimentar a sus hijos desde la infancia, a través de consejos prácticos y originales y recetas sencillas y atractivas. Siguiendo las recomendaciones de este licenciado en medicina y cirugía, experto en nutrición y especialista en obesidad infantil, la hora de la comida dejará de ser un problema.
Entrevista realizada por Carmen Moreno

En poco más de 15 años la obesidad infantil en España ha pasado de representar un 5% a un 16%, con lo que se ha convertido en una de las grandes preocupaciones para los especialistas, que ven en estas cifras el reflejo de adultos con complicaciones de salud. Algo similar ha ocurrido en otros muchos países. ¿Qué ha cambiado?

La sociedad ha sufrido un cambio importante en este tiempo. Actualmente, las mujeres trabajan fuera de casa igual o más que los hombres, por lo que no hay casi tiempo de estar esperando a los niños y prepararles la comida como hacían generaciones anteriores de madres. Ahora cualquier tarea está condicionada por la rapidez. Por otra parte, existe más sedentarismo en los niños por la forma de jugar e interactuar con los demás. Además, hay otro factor que está influyendo: la crisis. Debido a la situación económica, las familias se decantan por la compra de productos, no de peor calidad pero sí más baratos, como la carne, el pescado, las legumbres o el arroz, en lugar de las verduras. Y no es que esté mal, porque también hay que tomar estos alimentos, pero la base alimentaria de un niño en crecimiento debe contener proteínas e hidratos de carbono, pero también vitaminas y minerales presentes en las frutas y verduras.

¿Sigue existiendo la idea de niño gordito como sinónimo de lozanía?

Afortunadamente ya no tanto. Esta apreciación está cambiando. Y debe ser así porque un bebé gordito será un adolescente gordito y un adulto gordito.

La alimentación sana y equilibrada es, junto con la práctica de actividad física habitual, una de las claves para conseguir que los niños estén sanos. Y entre las recomendaciones específicas se encuentra el consumo de frutas y verduras, dos grupos de alimentos tan fundamentales como frecuentemente rechazados por los niños. ¿A qué se debe esta impopularidad?

Para empezar el color verde no gusta demasiado. Además, los padres no suelen ser muy ocurrentes a la hora de servirlas, con lo cual acaban convirtiéndose en platos sosos y aburridos. Nosotros siempre incidimos en que es importante que los platos tengan un amplio abanico de colores. En este sentido, la colaboración de los padres es fundamental, porque muchas veces se quejan de que los niños no comen verduras, pero ellos son los primeros que no las toman.

¿Cómo se consigue resolver esta situación?

Uno de las recomendaciones es hacer partícipes a los niños a la hora de preparar la comida, por ejemplo dejando que corten las verduras y las frutas con cuchillos poco afilados. Asimismo, hay que tener en cuenta las cantidades y la presentación. Si al niño no le gusta la verdura y le ponemos un primer plato lleno hasta arriba, vamos a fracasar. Sin embargo, si preparamos la verdura de forma más divertida con trocitos de cangrejo, de frutos secos, de mandarinas…, y la ponemos en tamaño guarnición (por ejemplo, podemos tomar como molde una lata de atún cortada por arriba y por abajo) acompañando la carne, el pescado, la tortilla… conseguiremos que se acostumbre a comer verdura. Por supuesto, poco a poco esa guarnición se irá aumentando hasta que logremos que el niño entienda que es un primer plato.

¿Cómo pueden los padres lograr que consuman las cinco piezas de frutas y verduras recomendadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS)?

En algunos casos de forma activa, es decir, haciendo un zumo de naranja delante de ellos. Pero otras veces añadiéndolas a escondidas. Por ejemplo, poner fruta a la verdura, o preparando un batido para la merienda con fruta, galletas y yogur, para que el niño crea que la fruta es parte del yogur.

Supongo que es consciente de que todos estos detalles que nos cuenta requieren de imaginación

Claro, por eso proponemos a los padres todos estos trucos que vienen en el libro, para que comprueben recetas y consejos que ya se han probado y que van muy bien.

Los niños que no desayunan bien tienen mayor índice de sobrepeso y mayor probabilidad de padecer obesidad, ¿de qué se compone un buen desayuno y cuáles son sus beneficios para el niño?

Tomar un buen desayuno es importante porque cuando nos despertamos llevamos más de ocho horas sin ingerir nada y necesitamos energía suficiente para que el cerebro comience a hacer las conexiones necesarias para lavarnos la cara, no perder el autobús, llegar a clase, atender al profesor… Debe componerse de unos cereales o pan en forma de tostada con un poco de aceite, que es lo ideal, y si no con margarina; y como última opción la mantequilla. Pero yo sigo abogando por el aceite de oliva, y si se puede rallar un poco de tomate mejor. Si el niño prefiere el sabor dulce al salado se puede añadir una cucharadita de mermelada. Otro alimento clave para la primera comida del día es la fruta natural, ya sea una pieza o un zumo. Y por último un vaso de leche, que se puede ‘manchar’ con un poco de cacao.

En su libro destaca la importancia de comer en familia como una opción saludable para el crecimiento del niño.

Sí, lo aconsejable es comer en familia y sin distracciones (como puede ser ver la televisión), ya que está comprobado que cuando los padres no están presentes toman lo que quieren, generalmente alimentos más calóricos y menos saludables. Además, las distracciones provocan que coman más cantidad, factor que se puede controlar si los padres están delante. Por ello, es importante tener una comida familiar para hablar sobre cómo ha ido el día y para dar los últimos retoques en la educación y los modales en la mesa.
Además de la mesa, también es muy saludable compartir la práctica de ejercicio con los hijos, como por ejemplo montar en bici. A los niños les encanta esa iniciativa de los padres. Además, ver a los padres con casco y subiendo las cuestas sudando sin parar es muy divertido. Asimismo, es importante porque les ayuda a entender que es una actividad familiar y que es otro buen momento para compartir.

También aconseja tener cuidado con las ‘calorías vacías’, ¿cree que los niños españoles consumen demasiadas chucherías?

Sí, pero porque, de algún modo, nos las meten por los ojos. Aunque, por otra parte, la culpa también es de aquellos padres que comen muchas chucherías. Hay muchas madres que van con la bolsa de chucherías para ellas. Entonces, la hija encuentra que la madre lleva chucherías en el bolso y ve algo normal comerlas.

¿Cómo deberían actuar los padres en este aspecto?

Primero dando ejemplo. Pero, además, tienen que saber cómo controlar a los pequeños. Está claro que hay que dejar que los niños coman chucherías, pero los adultos deben aprender a gestionar la cantidad que deben tomar. Mis hijos lo primero que hacen cuando hay un cumpleaños y llegan a casa es darme la bolsa de chucherías, y yo ese sábado seguro que les doy una, dos o tres, pero soy yo el que se las da. Si dejamos que los niños se coman la bolsa entera va a ser un desastre: hay niños que esconden comida, que guardan las bolsas… Los padres deben negociar con ellos, según su comportamiento, el darle el sábado o el domingo una, dos, o tres chucherías, y tienen que hacerlo desde que son pequeñitos para que lo vean como algo normal.
Y después de tomar chucherías hay que lavarse los dientes. Y es que otra ventaja de que los padres sean los que gestionan, es que pueden controlar la salud bucal de los chicos.

En la variedad está el gusto, sin embargo, hay muchos niños a los que les cuesta probar alimentos nuevos, ¿qué consejos daría a los padres?

Si el niño pone una cara rara al tomar un alimento no debemos forzarlo y hay que darle una cantidad prudente. Además, es interesante avisarlo del tipo de sabor o compararlo con otro alimento que pueda conocer. Nosotros, en los talleres, para que los niños prueben cualquier comida, les vendamos los ojos. De este modo, eliminamos el rechazo que pudieran tener. Hacer juegos, probar nuevos alimentos pero sin forzar, y dar las cantidades adecuadas, favorecen que los niños prueben de todo.

¿Y cuándo se trata de niños que comen poco?

Con los no comedores, los padres deben mantenerse tranquilos y darles su tiempo, 30 minutos. Si en ese tiempo no termina el primero y el segundo plato y quiere el postre, hay que decirle que no. En estos casos, si los padres se ponen nerviosos, el niño percibe que ha dado con la tecla y se cierra en banda, con lo cual la madre se desespera y opta por hacerle otra comida para que no se vaya a la cama sin cenar. Pero los padres deben saber que sí, que se pueden ir a la cama sin cenar, pero no como castigo, sino porque se ha acabado el tiempo para comer. Hay que ser firmes.

Vivimos a contrarreloj, por tanto, no siempre tenemos el tiempo que deseamos para cocinar, ¿comemos peor porque cocinamos peor? ¿Se puede cocinar rápido y saludable?

Solemos pedir comida rápida porque tenemos poco tiempo para cocinar. Pero no hay nada más rápido de preparar y sano que unas verduras (tomate, calabacín, cebolla, berenjena) y unos filetes de pescado, pollo o una tortilla, en la plancha eléctrica. En 10 minutos está listo. Se tarda más en pedir una pizza. Es organizarse y querer.

Aconseja aprovechar cualquier momento para explicar a los pequeños por qué comer bien es tan importante y qué nos aporta cada alimento, pero con esto da por supuesto que los padres conocen la respuesta, y la mayor parte de las veces no es así. ¿Necesitamos mayor educación nutricional? ¿Cómo la conseguimos?

Muchos especialistas creemos que debería haber una asignatura de nutrición para que los niños aprendieran qué son los nutrientes, para qué sirven, en qué alimentos encontrarlos… Sería muy sencillo y no haría falta más de un semestre, ni siquiera tendría que puntuar, sería a título informativo. De hecho, lo estuvimos reivindicando antes de que se llegara a estas cifras de obesidad, pero lo veían una frivolidad porque los niños tenían poco tiempo y no podían perderlo en esto. Y ahora se están dando cuenta que es uno de los principales factores de prevención en sanidad y salud pública.
Por otra parte, es cierto que los padres necesitan saber más. Pero para eso estamos aquí nosotros, para intentar ayudarles a través del libro, el programa de televisión, en la consulta… Además, ahora con Internet que se informan de todo, deberían tener unas nociones básicas de en qué alimentos se encuentran los hidratos de carbono, qué son las grasas y cuáles son más saludables, etcétera. Quizá se debería perder menos tiempo en Twitter y Facebook y dedicarlo a informarse en nutrición.
 
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