Aunque cada fruta y verdura tiene una historia detrás, en general, los cultivos producidos hace décadas eran más ricos en algunas vitaminas y minerales debido a que el suelo no estaba tan agotado como actualmente.

«Se ha observado que algunas frutas y verduras son menos nutritivas, pero han mejorado otros parámetros como el sabor, el tamaño, la tasa de crecimiento o la resistencia a las plagas.»

En diciembre de 2004, el Journal of the American College of Nutrition publicó un estudio histórico sobre este tema realizado por Donald Davis y un equipo de investigadores de la Universidad de Texas. Su objetivo fue analizar los datos nutricionales proporcionados por el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos entre los años 1950 y 1999 para 43 hortalizas y frutas diferentes. ¿Cuál fue el resultado? Davis y su equipo encontraron “disminuciones confiables” en la cantidad de proteínas, calcio, fósforo, hierro, riboflavina (vitamina B2) y vitamina C durante el último medio siglo.

Anteriormente, otro estudio similar realizado entre los años 1930 y 1980 en Gran Bretaña que publicó el British Food Journal, encontró que en 20 vegetales el contenido promedio de calcio había disminuido un 19%; el de hierro un 22% y el de potasio un 14%.

“Que algunas frutas y hortalizas suministren menos proteínas que hace unos años no es ningún problema porque ya comemos demasiadas (Eduardo Baladia).»

Sin embargo, aún dando por buenos estos datos y obviando que el aporte de otros nutrientes ha mejorado, expertos de probada independencia como Eduardo Baladia, coordinador del Centro de Análisis de la Evidencia Científica de la Academia Española de Nutrición y Dietética, remarcan que la posible perdida de nutrientes no desvirtúa en nada el consejo de consumir cinco frutas y verduras diarias. “Que algunas frutas y hortalizas suministren menos proteínas que hace unos años no es ningún problema porque ya comemos demasiadas. Otro tanto pasa con el calcio: tenemos fuentes muy fiables, al margen de que practicar actividad física parece ser más efectivo para preservar la salud ósea que el propio calcio”, indica. Otro tanto opina del fósforo y el hierro. “Incluso en el supuesto de que un tipo de cultivo pueda haber reducido la cantidad de sustancias nutritivas, esto no tiene porqué tener un impacto significativo en la salud poblacional”, apunta este experto que forma parte de varios comités científicos nacionales e internacionales. “El cuerpo es muy listo, así que cuando observa que una mujer esta embarazada y está baja en hierro, por ejemplo, lo absorbe en mucha mayor cantidad. Y al contrario: cuando más repleto está el cuerpo de hierro, menos absorbe. Recordemos que estamos en una sociedad de sobreconsumo”, avisa Baladia.

Antonio Ortí

 

Fuente: Comer o no comer

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