Los ingredientes básicos que no pueden faltar en tu despensa
Las autoridades sanitarias han recomendado a la ciudadanía reducir la asistencia a actividades de tipo lúdico, evitar las aglomeraciones de gente y, si es posible, optar por el teletrabajo para prevenir al máximo las posibilidades de contagio por coronavirus. Una de las muchas consecuencias resultantes de estas medidas es que pasaremos más tiempo en nuestros hogares, lo que nos obligará entre -otras cosas- a tener una despensa bien equipada.
«No acumulemos grandes cantidades de productos perecederos que no necesitemos, tanto por dejarles al resto de compradores como por no contribuir al desperdicio alimentario”.
Por eso no está de más conocer cuáles son los ingredientes necesarios. La duración y la fecha de caducidad, pero también el valor nutricional, son las informaciones que los expertos recomiendan que tengamos en cuenta a la hora de hacer la compra.
1. Conservas en lata
Las sardinas, el atún y el pulpo en lata, entre otros pescados que encontramos en este formato, son ingredientes de larga duración que podemos almacenar durante semanas. La proteína que contienen los convierte en alimentos clave para una dieta saludable, pero si los consumimos más de lo normal durante estos días, debemos atender a los siguientes consejos.
«Enjuagar las conservas de pescado antes de consumirlas reducirá su contenido en sal.»
“Estos productos acumulan altas cantidades de sal, lo que no empareja demasiado bien con una buena alimentación. Si los vamos a comer habitualmente recomendaría pasarlos un poco por el grifo para que pierdan parte de la sal”, aconseja Montse Folch, nutricionista del Centro Médico Teknon. Además, la experta recomienda que escojamos aquellos que se conservan en aceite de oliva, ya que también serán saludables.
«Son productos de larga duración que podemos almacenar durante semanas.»
En este formato no solo encontramos pescados, sino que también se venden latas con pimientos, tomates, aceitunas y alcachofas, entre otros vegetales. Estos ingredientes nos duraran tanto como los anteriores, pero ambos pueden ponerse malos. Si el envase se ha hinchado cuando aún no lo hemos abierto lo más probable es que se haya roto la cadena de frío en alguno de los puntos de la cadena alimentaria. En este caso el producto podría estar dañado, así que lo mejor será desecharlo para evitar posibles intoxicaciones alimentarias.
2. Cereales y arroces integrales
Los hidratos de carbono -arroces, pastas y cereales- son clave en una dieta sana y equilibrada y pueden almacenarse durante mucho tiempo. Sin embargo, lo mejor es optar por su versión integral, que nos aportará mayores cantidades de fibra. Abel Mariné, Catedrático de Nutrición y Bromatología y Profesor emérito de la Facultad de Farmacia de la Universidad de Barcelona, remarca que combinarlos con legumbre los convierte en una fuente de proteína muy completa, similar a la de la carne.
3. Verduras congeladas
Más de uno habrá pensado que con las conservas y los hidratos de carbono es suficiente para alimentarnos estos días. Casi cuela. Aunque las verduras y las frutas son alimentos perecederos, existen muchas formas de conservarlas para que nos duren más. En el caso de las verduras, podemos comprarlas congeladas o, simplemente, meterlas frescas en el congelador.
“Otro modo de alargar su vida es darles un toque de ebullición y guardarlas en la nevera”, apunta Monste Folch. En este sentido, bromea la nutricionista, “no hay ningún motivo por el cual el brócoli deba quedarse en los estantes de las tiendas de alimentación”. Y recuerda que los alimentos mantienen las vitaminas y minerales tras la congelación.
4. Frutas desecadas (o incluso congeladas)
La fruta la podemos comprar desecada o incluso congelada. Por ejemplo, las moras y los arándanos se venden en este formato en varias tiendas. Sino Folch propone que las pelemos y las congelemos nosotros mismos. También aconseja que compremos bolsas de frutos secos, ya que “duran mucho y contienen vitamina E, un fuerte antioxidante que juega un papel esencial en varias e importantes funciones vitales”.
Ambos expertos coinciden en que los zumos envasados son productos de larga duración, pero alertan de que no debemos abusar de su consumo por la gran cantidad de azúcares que contienen. Otra alternativa es comprar la fruta en lata (las hay con y sin almíbar), pero si somos diabéticos o tenemos problemas de sobrepeso mejor comerla fresca.
5. Legumbres en bote o crudas
Abel Mariné insiste en que las legumbres son esenciales en una buena dieta. Las más nutritivas son los garbanzos, las judías, las lentejas, la soja y los guisantes, pero en general todas esconden numerosas propiedades y deben consumirse con regularidad. Además, no importa si las compramos cocinadas en botes de cristal o crudas, ya que en ambos casos tardarán en caducarse. Lo que sí es cierto es que las crudas pueden endurecerse con el paso del tiempo, lo que nos obligaría a someterlas a cocciones más largas.
6. Huevos, carnes y lácteos
Los expertos señalan que los huevos también pueden formar parte de nuestra despensa sin problema. “Si queremos que nos duren más podemos guardarlos en la nevera”, afirma Mariné. Por su parte, la nutricionista de Teknon añade que un buen modo de conservarlos es hervirlos y refrigerarlos. La carne puede congelarse y conservarse entre seis y doce meses, aunque cuanta más grasa tenga, antes deberíamos consumirla. En este sentido, las hamburguesas y la carne picada deberían gastarse antes, mientas que las magras, como el pollo, pueden conservarse perfectamente durante un año.
Para acabar, otro ingrediente del que no deberíamos prescindir son los lácteos, ya que también tardan en caducarse (siempre que elijamos bien). Cuando compremos leche, optemos mejor por la de larga duración, que habitualmente se vende en cartones de brik. Y en cuanto al queso, apunta Abel Mariné, mejor que compremos los curados y prescindamos de los blandos.
Sentido común
Montse Folch pide que hagamos caso al sentido común y que no acumulemos grandes cantidades de productos perecederos que no necesitemos, tanto por dejarles al resto de compradores como por no contribuir al desperdicio alimentario.
Hada Macià
Fuente: diario «La Vanguardia»