Ni en el embarazo hay que comer por dos ni los bebés rollizos son más sanos. Frases como éstas retumban ahora que las cifras de la obesidad infantil han dado la voz de alarma, pero ¿somos conscientes de las consecuencias a medio y largo plazo de esta epidemia del siglo XXI? Los hábitos en los primeros años de vida, e incluso durante el embarazo, pueden influir en que los niños tengan mayor propensión a ganar kilos. «El equilibrio hay que buscarlo entre lo que comes y lo que quemas», explica Alfonso Carmona, pediatra y vicepresidente del Colegio de Médicos de Sevilla. «En esos primeros años hay que enseñar a los niños a comer; estamos viendo ya casos de niños de 12 años con infartos».
España es el segundo país europeo con más niños gordos, por detrás de Grecia. Andalucía, la comunidad que encabeza el ranking en España. La dieta mediterránea, de la que tanto hemos presumido en el Viejo Continente durante años, ha sido engullida por la crisis -siempre es más barato comer mal que tener una dieta equilibrada-, los mensajes publicitarios de la potente industria alimentaria – a los niños las cosas les entran por los ojos- y unos hábitos que tiran más a sentarse en el sillón y navegar en el móvil que a calzarse unas zapatillas y salir a caminar.

«Somos el segundo país con más niños obesos o con sobrepeso de Europa, detrás de Grecia.»

«La obesidad es un problema crónico», afirma Ana Morais, coordinadora de la Unidad de Obesidad Infantil del Hospital La Paz de Madrid. «A las consultas cada vez nos llegan niños más pequeños y más obesos». En esta unidad trabajan profesionales de distintas ramas (nutrición cardiología, psicología…) e insisten en que es fundamental «dar el tratamiento a los interlocutores adecuados: los padres deben recibir pautas para hacer la compra, para cocinar…».
El 80% de los niños obesos o con sobrepeso lo serán de mayores, teniendo más riesgo de desarrollar cardiopatías, diabetes y otras enfermedades. «Si no se ataja el problema, tendremos en el futuro adultos enfermos. Con los costes que eso supone», añade Morais, quien llama a las instituciones a tomar medidas de prevención.

«La dieta mediterránea, de la que tanto hemos presumido en el Viejo Continente durante años, ha sido engullida por la crisis -siempre es más barato comer mal que tener una dieta equilibrada-.»

La batalla contra la obesidad infantil ha comenzado y son muchos los frentes abiertos. «Ahora los niños tienen más ocio dentro del hogar, con actividades de pantalla, y juegan menos en la calle», dice Morais. El sedentarismo y la comida basura se han convertido en los grandes enemigos de la vida saludable, sin olvidar el azúcar, de la que en ocasiones se abusa para dar mejor sabor o simplemente se consume en productos que agradan a los niños y de los que no conviene abusar (galletas, bollos, chucherías…). Aquí van algunas pautas…

BOLLERÍA INDUSTRIAL

Los bollos se han incorporado a la dieta de muchos chavales en los últimos años. «Hay que evitar la comida envasada; para merendar es recomendable una pieza de fruta o un bocadillo hecho en casa», apunta el doctor Alfonso Carmona, quien asegura que la educación en tema alimenticio se adquiere en casa en la edad preescolar.

CINCO COMIDAS

Los especialistas coinciden en la importancia de hacer cinco comidas al día. «El desayuno debe ser fuerte y saludable», recuerda Carmona. «El cerebro funciona con glucosa; si un chaval no ha tomado la suficiente cantidad, no rendirá bien». Hay que evitar los ‘snacks’, la comida precocinada… «Si se toma chocolate, que sea negro, y si se toma un bollo, que sea sin ingredientes de grasa animal».

«La obesidad es un problema crónico», explica la doctora Ana Morais, de la unidad de obesidad infantil de La Paz»

AZÚCAR

«No conviene estimular el desarrollo del gusto dulce o del salado», explica Ana Morais, coordinadora de la Unidad de Obesidad Infantil de La Paz. «No es una cuestión de sustituir el azúcar por otra cosa, es más una cuestión de ir reduciendo la cantidad que se consume».

EN FAMILIA

A los niños no hay que preguntarles qué quieren cenar o comer. «Eso es un error», explica la doctora Parra. «Hay que hacerles partícipes de lo que comen, enseñarles que se pueden tomar una hamburguesa o una pizza sana, hecha con buenos ingredientes». Es muy importante comer con ellos, mantener esa rutina, y mostrarles que los adultos también renuncian a cosas que les gustan. «Hay que trabajar esta educación en familia».

EJERCICIO DIARIO

La importancia de cuidar la alimentación debe ir en paralelo con la práctica de ejercicio. «Un niño debe hacer 60 minutos de ejercicio aeróbico al día», comenta el doctor Carmona. Frente a la cultura del sillón, defiende el dedicar un rato a caminar a diario. «Cualquier adulto o niño que pase dos horas al día en el sofá, tiene más posibilidades de sufrir obesidad o sobrepeso». A su juicio, la asignatura de Educación Física debería tener mayor protagonismo en los colegios. «Esta muy bien que los niños vayan a música o chino, pero la actividad física es necesaria».

EQUILIBRIO

La dieta de los niños debe ser rica en verduras y frutas y variada. «Un 55% deben ser hidratos de carbono (legumbres pasta, pan…), un 25%, grasas (leche, yogures, aceite) y un 20%, proteínas (pescado, carne, huevos…)», señala el doctor Carmona. El aumento de la obesidad infantil -de los 32 millones de niños entre 0 y 5 años con sobrepeso u obesos que había en 1990 se pasó a 42 en 2013, según datos de la OMS- conlleva un incremento de los riesgos de padecer en el futuro problemas de corazón, de circulación, de diabetes, de sueño, respiratorios…

AUTOESTIMA

La autoestima de los chavales con sobrepeso u obesidad es una de las primeras afectadas. «Hay más problemas de movilidad, baja el rendimiento escolar, se resienten las articulaciones…», asegura la doctora Parra, por no hablar de los comentarios que a veces tienen que escuchar de compañeros o conocidos. «Trabajar la parte psicológica con ellos es fundamental. Cuando un niño intenta adelgazar resulta clave que vea y comprenda los beneficios de hacer ejercicio o de comer mejor».

FAMOSOS EN LA CAUSA

El cocinero británico Jamie Oliver, la primera dama norteamericana Michelle Obama o nuestro chef más internacional Ferran Adrià libran su particular batalla contra la comida basura. El primero dispone de una web donde aprender a cocinar y comer bien: recetas, consejos, pautas… El let’s move de Obama trata de inculcar hábitos saludables ligados a la actividad física y la buena alimentación. El cocinero catalán acaba de publicar ‘Te cuento en la cocina’, recetas saludables para hacer en familia.

«El 80% de los niños obesos o con sobrepeso lo serán de mayores.»

REFERENCIAS

La lactancia materna hasta los seis meses es un medio importante y efectivo para evitar que los lactantes sean en el futuro obesos, según la OMS. Se considera que un niño es obeso cuando su Indice de Masa Corporal (IMC) está por encima del percentil 97 para su edad y sexo. «Es muy frecuente que los niños obesos tengan padres obesos. Es un círculo en el que los menores adoptan las costumbres que ven en casa», insiste la doctora Morais. «Hay que prevenir ahora aunque los resultados se vean dentro de unos años. Es una inversión en salud a largo plazo».

PUBLICIDAD

Los anuncios de bollos, galletas o bebidas azucaradas son generalmente la manera de llegar a los niños. «Hay que legislar para reducir determinada publicidad», opina la doctora Parra. En el programa del Hotel Las Dunas se trabajan también las dinámicas a la hora de ir al supermercado. «Se trata de ir con las familias para que vean cómo han de comprar, qué hay que mirar en las etiquetas (grasas, calorías, hidratos y azúcares, principalmente), cómo evitar comprar cosas innecesarias y explicar a los chavales por qué un producto no es recomendable.

IMPUESTO

El Gobierno británico ha sido el último -en Francia, Italia y México ya está en vigor- en anunciar un impuesto para las bebidas azucaradas para intentar frenar las cifras de obesidad infantil. Entrará en vigor en 2018 y se espera recaudar 660 millones de euros, dinero que se empleará en poner en marcha programas de promoción del deporte en los colegios. «En España habría que hacer lo mismo, como se hace con el tabaco. Y toda la comida basura debería llevar una etiqueta advirtiendo que provoca obesidad», reclama Carmona. «Todavía no somos conscientes del problema real».
Amaya García
Fuente: diario «El Mundo»
http://www.elmundo.es/vida-sana/familia-y-co/2016/05/08/572c747ce2704ef0438b45af.html