Septiembre es el mes de la vuelta a la rutina, al trabajo, a los horarios habituales y, por supuesto, a los hábitos alimentarios cotidianos.
Las vacaciones han supuesto, en muchos casos, un cambio en el entorno habitual, la relajación de horarios, comer más a menudo en familia y, casi siempre, un obstáculo para cumplir los propósitos de alimentación y vida sana que nos planteamos en Junio.
La llegada del mes de septiembre, tras semanas de relax y horarios distendidos, supone un punto de inflexión, una ocasión perfecta para retomar (o iniciar) unos hábitos de alimentación saludables.
ALGUNOS CONSEJOS PARA UNA VUELTA A LA RUTINA MÁS SANA
– Planificar la compra semanal de forma que podamos disponer de variedad de frutas, verduras, legumbres, cereales, lácteos…No está de más estar bien surtidos de verduras congeladas o en conserva que pueden sacarnos de un apuro: Cualquier plato con una buena guarnición vegetal cunde más, visualmente es más apetecible y, sobre todo, más sano.
En esta lista de la compra no debieran aparecer las chucherías, dulces, bollería, snacks, aperitivos salados…, y, si lo hacen, en una cantidad mínima. Es relativamente fácil que, si disponemos de estos productos en nuestra despensa, “piquemos”.
-Las expectativas de la vuelta de vacaciones pueden dificultar el sueño de mayores y pequeños. Una cena ligera y temprana facilitará, (o por lo menos, no entorpecerá) la llegada y calidad del sueño.
-Dejar preparado el día anterior un buen desayuno (poner el mantel y la vajilla, dejar colocado el pan en el tostador, unas piezas de fruta dispuestas en el frutero…) nos hará más fácil disfrutar de la primera comida del día con tiempo y sin añadir más estrés.
-Si nos llevamos una pieza de fruta al trabajo tomarla a mitad de la jornada (ya sea mañana o tarde). Haremos nuestra pausa más saludable.
-Los “tiempos muertos” de los desplazamientos de vuelta de vacaciones pueden resultar ideales para planificar los próximos menús. En ellos deberíamos incluir abundantes verduras, cereales (a ser posible integrales), legumbres… y fruta fresca como postre. Es más sano planificar que improvisar un menú. Además, nos puede aportar una sensación de orden que nos ayude a situarnos de nuevo en la rutina y, desde luego, nos ahorrará tiempo.

Laura González
Dietista de Gastronomía Baska

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