El nuevo Real Decreto 895/2013, indica que los aceites que se pongan a disposición de los usuarios en establecimientos de hostelería, restauración y catering  deberán estar correctamente etiquetados y envasados con un sistema de apertura que no permita su posterior rellenado.
Aunque esta medida comporte algunos inconvenientes, como es un mayor coste y consumo de envases, protege al consumidor final y, para ello, son sus objetivos:
-Evitar fraudes:  Hacer creer a un usuario que un aceite es de oliva cuando no lo es (por ejemplo, aumentando la intensidad del color del aceite de girasol con unas gotas de vinagre de Módena) o que el aceite de oliva es de calidad superior a lo que en realidad se está sirviendo.  Con los aceites de un solo uso finalizarán este tipo de prácticas.
-Mantener la trazabilidad: La trazabilidad es uno de los requisitos indispensables en la Seguridad Alimentaria y consiste en tener localizado (poder «seguir la pista») al alimento en cualquier punto de la cadena alimentaria (producción, transporte, comercialización…).
Para ello se utiliza, entre otras herramientas, el número de lote. En las aceiteras rellenables la trazabilidad se pierde por completo, por lo que, en caso de alerta alimentaria (intoxicación alimentaria, lotes concretos de aceites que sea preciso retirar por algún motivo), sería muy complicado tomar las acciones correctoras necesarias.
Con el aceite correctamente etiquetado y sin posibilidad de relleno se garantiza la trazabilidad hasta el momento de su consumo.
-Garantizar una fecha de consumo preferente óptima: Además de perder la trazabilidad, al utilizar aceiteras a granel se pierde la fecha de consumo preferente del envase original, lo que conlleva el riesgo de estar consumiendo un aceite con la fecha de consumo preferente sobrepasada. Aunque esto no suponga un peligro para la salud, como consumidores tenemos el derecho de disponer de un producto con las características organolépticas (sabor, aroma, textura…) en condiciones adecuadas, lo cual no se puede garantizar una vez se supera la fecha de consumo preferente.
Con los envases correctamente etiquetados, sabremos cual es la fecha de consumo preferente de todo el aceite que consumamos.
-Mayor higiene: Uno de los problemas de las aceiteras tradicionales es su limpieza.               La mayoría de las veces se rellena el aceite antes de que se termine, por lo que los restos de aceite más viejos quedan en el fondo y se mezclan con los nuevos. Esto, además de la higiene, compromete los dos puntos mencionados anteriormente (trazabilidad y fecha de consumo preferente). Los envases desechables resultan más higiénicos para el consumidor.
Aunque esta medida está en vigor desde el 1 de Enero, los responsables de los establecimientos tienen de plazo hasta el 28 de Febrero para agotar las existencias de las aceiteras, por lo que aun podremos ver este tipo de envases hasta esa fecha.