El consumo de carne, o, más concretamente, la cantidad de carne que consumimos y lo que supone producirla, es una de las cuestiones que están sobre la mesa al hablar de la crisis climática. Los defensores del bienestar animal proponen sustituir la carne por otros alimentos para no tener que sacrificar a los animales y que estos se críen de manera industrial, pero se está planteando una solución que podría servir para solucionar ambos problemas: la carne artificial también llamada ‘carne sintética’. Aunque, apunta Mercedes Vila, directora de Desarrollo Tecnológico de Biotech Foods, «nosotros nos sentimos más cómodos utilizando el concepto de ‘carne cultivada’ ». También se la conoce como ‘clean meat’, ya que en la producción no resulta dañado ningún animal, es sostenible y no tiene grasa.

«Se cultiva en laboratorio, sin que ningún animal sufra.»

Esta ‘carne cultivada’ es una proteína alternativa producida por células animales, igual que la carne de animales, aunque con un mayor aporte de proteínas ya que se eligen solo células especializadas en la creación de músculos (de ahí que no tenga grasa), y se asemeja al tipo de carne del animal del que proceden las células, ya sea cerdo, pollo o vaca.

La carne ‘in vitro’ frente a la procedente de animales criados en granjas

Una de las principales críticas a la cría de animales para producir carne con la ganadería intensiva actual es la utilización de antibióticos, algo que se elimina con la ‘carne cultivada‘. Y no es la única ventaja para el medio ambiente, ya que esta última reduce el impacto en el planeta. «Actualmente se calcula que un 14,5% de las emisiones globales de efecto invernadero proceden de la industria ganadera, un emisor mayor que todos los tipos de transporte», sostiene Vila, quien añade que los productos de ‘carne cultivada’ consumirán «un 99% menos de tierra, un 75% menos de agua y un 90% menos de emisiones que otro producto cárnico similar actual».

«Los productos de ‘carne cultivada’ consumirán «un 99% menos de tierra, un 75% menos de agua y un 90% menos de emisiones que otro producto cárnico similar actual (Mercedes Vila)».

Vila, doctora en física de materiales por la Universidad Autónoma de Madrid, es también cofundadora de Biotech Foods, una empresa con sede en San Sebastián que lleva varios años investigando en el cultivo de carne a partir de las células de un animal -«sin necesidad de sacrificio», aclara Vila-, a las que se alimenta con proteínas de origen vegetal: «De esta manera conseguimos que las células crezcan formando tejido muscular, que es lo que conocemos como carne».

La producción de carne ‘natural’ es un problema hoy día por la cantidad de recursos que se necesitan para criar los animales. La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), expuso en el informe ‘Soluciones ganaderas para el cambio climático’ que las cadenas de suministro de ganado producen el 14,5% de las emisiones producidas por el hombre de gases de efecto invernadero, con la emisión diaria a la atmósfera de 600.000 millones de litros de metano.

La FAO ha indicado también que alrededor de un 20% de los pastos del mundo y más de un 70% de los que se encuentran en zonas secas se han deteriorado debido en parte al pastoreo excesivo, compactación y erosión generados por la cría de ganado. También que la rotación de tierras para el cultivo de piensos y la expansión de los pastizales destinados a la producción ganadera han constituido una de las fuerzas impulsoras de la deforestación.

«Pasarnos a una alimentación mayoritariamente vegetariana o fabricar carne ‘in vitro’ serían soluciones para evitar el agotamiento de los recursos que produce la Tierra.»

También según la FAO, el agua dulce escasea cada vez más y la ganadería, que utiliza casi la décima parte del agua en el mundo, es tal vez la mayor causa de contaminación del agua. La Organización, muy crítica con la ganadería, considera que las fuentes principales de contaminación son los residuos animales, los antibióticos y las hormonas, las sustancias químicas de los curtidos, los fertilizantes, los plaguicidas utilizados para los cultivos de los piensos y los sedimentos de los pastizales erosionados. Sin embargo, la FAO también entiende que la ganadería es clave para la seguridad alimentaria, ya que la carne, la leche y los huevos proporcionan el 34% de la proteína que se consume en todo el mundo. No es fácil renunciar a esta fuente de proteína animal.

El futuro no pinta un panorama mucho mejor, ya que la demanda de carne sigue multiplicándose y se calcula que seguirá así hasta 2050, cuando se cree que se estabilizará el número de habitantes del planeta, pero ya estamos consumiendo más recursos de los que es capaz de producir la Tierra. La FAO propone la ganadería extensiva, la mejora de las prácticas de cría, la alimentación del ganado y los recursos genéticos para reducir las emisiones. Entre las posibles soluciones estaría, como sucede con la crisis climática, no hacer nada y dejar que el planeta se agote, pasarnos a una alimentación mayoritariamente vegetariana o fabricar carne ‘in vitro’.

Los principales retos de la ‘carne cultivada’: el sabor y el precio

La primera hamburguesa hecha con carne creada en un laboratorio fue la ‘frankenburguer’, en la Universidad de Maastrich. Se cocinó en Londres en 2013, aunque quienes la probaron afirmaron que le faltaba sabor. En estos años la tecnología ha mejorado y ahora son varias las empresas que están en disposición de empezar a comercializar esta carne en un par de años. Los principales retos a los que se enfrentan estas empresas son la necesidad de que el aspecto y sabor de la carne sean lo más similares posible a la procedente de un animal criado en una granja; que tenga las mismas propiedades que la natural y un coste que la haga asequible: la frankenburger costó unos 250.000 euros, pero hoy día podría alcanzar un precio inferior a los diez euros.

«Los principales retos a los que se enfrentan estas empresas que quieren comercializar esta carne son la necesidad de que el aspecto y sabor de la carne sean lo más similares posible a la procedente de un animal criado en una granja; y con un coste asequible.»

Entre las primeras empresas que están trabajando para llevar esta carne ‘in vitro’ a nuestros platos se encuentran Mosa Meat (una spin off surgida de aquel primer proyecto de la Universidad de Maastrich) o Memphis Meats, en la que ha invertido el creador de Microsoft, Bill Gates. La guipuzcoana Biotech Foods forma parte de ese pequeño grupo de empresas que invierte en la ‘carne cultivada’.

El objetivo de Biotech Foods es empezar a vender a finales de 2021, por lo que actualmente está trabajando en producir a gran escala. «Nuestras expectativas, son demostrar que esta fuente de proteína animal es viable y comercializar nuestros productos en los principales mercados del mundo».

No obstante, esta ‘carne cultivada’ no sustituirá a un churrasco, ya que no tiene ni sangre ni grasa. Según Vila, «En nuestro caso, creemos que la ‘carne cultivada’ es un ingrediente de proteína animal para elaborar productos junto con otros ingredientes que le den sabor como salchichas, nuggets, productos cocidos, etc.».

Sara Borondo

Fuente: diario «El Correo»

Fotografía: diario «El Correo»

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