El apio es una hortaliza con numerosas propiedades para la salud y múltiples usos culinarios. Es uno de las pocas verduras que no pierde sus propiedades nutricionales tras cocinarlo.

Posee un tallo grueso, hueco y estriado, que forma una gruesa penca, y hojas verdes. Se puede cultivar todo el año, aunque los mejores son los de otoño e invierno. Con una textura crujiente, su sabor es fuerte y amargo.

Planta silvestre originaria de Oriente Medio, era muy apreciada y se utilizaba con fines medicinales: alivio de inflamaciones y todo tipo de dolores…

«Tanto crudo como cocido, el apio nos aporta un gran número de beneficios.»

Sin duda, la forma más sana de comerlo es crudo, por ejemplo en ensaladas, conservando así sus vitaminas y minerales. También se puede emplear en sopas, cremas guisos, zumos. Cocinado es menos indigesto para algunas personas.

Posee un alto poder nutricional y un bajo aporte calórico. Es rico en fibra, lo que proporciona una sensación de saciedad, y fácil de digerir. Entre los minerales que contiene destacan el potasio, el magnesio, el sodio y el calcio y, entre las vitaminas, las del grupo B y la K.

Entre los múltiples beneficios que aporta:

  • Protege la salud cardiovascular, ayudando a regular la presión arterial y a bajar los niveles de colesterol.
  • Propiedades antiinflamatorias, gracias a los antioxidantes que contiene. Es muy recomendable para los enfermos de gota y artritis.
  • Favorece la digestión, previene úlceras.
  • Es depurativo, elimina líquidos retenidos.

 

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